El registro geológico sugiere que hasta hace 3.000 millones de años la corteza de la Tierra estaba inmóvil. Entonces, algo hizo que apareciera en escena el singular fenómeno de la tectónica de placas. La pregunta de qué fue lo que puso en movimiento a las placas tectónica ha intrigado durante décadas a la comunidad científica.
Este misterio puede que por fin haya sido explicado de manera definitiva en un estudio reciente, si son correctas las conclusiones a las que han llegado estos investigadores.
Existen ocho placas tectónicas principales que se mueven sobre el manto de la Tierra a un ritmo de hasta 150 milímetros por año.
Explicándolo de forma simple, el proceso consiste en que las placas se apartan unas de otras en algunos sitios y se hunden en dirección hacia el interior del manto en otros puntos.
La tectónica de placas depende de la relación inversa entre la densidad de las rocas y la temperatura.
En las dorsales centro-oceánicas (cordilleras submarinas situadas en los sectores centrales de los océanos del planeta), en esencia las rocas están calientes y su densidad es baja, lo que hace a esta masa rocosa flotar sobre la materia pétrea de abajo o ser más proclive a ello, en vez de tender a hundirse. A medida que estas masas rocosas se desplazan desde las citadas dorsales, se enfrían y su densidad se incrementa hasta que, cuando se hacen más densas que el manto caliente bajo ellas, se hunden en las profundidades.
Sin embargo, hace tres o cuatro mil millones de años, el interior de la Tierra estaba más caliente, la actividad volcánica era más destacada y las placas tectónicas no se enfriaban lo suficiente ni se hacían lo bastante densas como para hundirse de manera espontánea.
Así que el motor de la tectónica de placas no existía.
En vez de eso, los continentes primitivos, gruesos y flotantes, surgían en medio de las placas inmóviles.
El trabajo de modelación realizado por el equipo de Patrice Rey y Nicolas Flament, de la Universidad de Sídney en Australia, y Nicolas Coltice, de la Universidad de Lyon en Francia, muestra que estos continentes primitivos podrían haber ejercido una tensión importante en las placas de su alrededor. Dado que flotaban, se expandieron horizontalmente, forzando a las placas adyacentes a ser empujadas hacia abajo en sus bordes.
Esta expansión horizontal de los continentes primigenios pudo provocar episodios intermitentes de tectónica de placas hasta que, a medida que el interior de la Tierra se enfrió y su corteza se hizo más pesada, dicha tectónica se convirtió en un proceso autosostenido que nunca cesó y que ha dado forma a nuestro planeta moderno.
Existen ocho placas tectónicas principales que se mueven sobre el manto de la Tierra a un ritmo de hasta 150 milímetros por año.
Explicándolo de forma simple, el proceso consiste en que las placas se apartan unas de otras en algunos sitios y se hunden en dirección hacia el interior del manto en otros puntos.
La tectónica de placas depende de la relación inversa entre la densidad de las rocas y la temperatura.
En las dorsales centro-oceánicas (cordilleras submarinas situadas en los sectores centrales de los océanos del planeta), en esencia las rocas están calientes y su densidad es baja, lo que hace a esta masa rocosa flotar sobre la materia pétrea de abajo o ser más proclive a ello, en vez de tender a hundirse. A medida que estas masas rocosas se desplazan desde las citadas dorsales, se enfrían y su densidad se incrementa hasta que, cuando se hacen más densas que el manto caliente bajo ellas, se hunden en las profundidades.
Sin embargo, hace tres o cuatro mil millones de años, el interior de la Tierra estaba más caliente, la actividad volcánica era más destacada y las placas tectónicas no se enfriaban lo suficiente ni se hacían lo bastante densas como para hundirse de manera espontánea.
La imagen muestra un momento de la reconstrucción digital sobre cómo pudo ponerse en marcha la tectónica de placas. En rosa, se muestra la región donde la porción de manto situada bajo un continente primigenio se ha derretido, facilitando su deslizamiento y expansión horizontal, y el inicio del proceso de tectónica de placas. |
En vez de eso, los continentes primitivos, gruesos y flotantes, surgían en medio de las placas inmóviles.
El trabajo de modelación realizado por el equipo de Patrice Rey y Nicolas Flament, de la Universidad de Sídney en Australia, y Nicolas Coltice, de la Universidad de Lyon en Francia, muestra que estos continentes primitivos podrían haber ejercido una tensión importante en las placas de su alrededor. Dado que flotaban, se expandieron horizontalmente, forzando a las placas adyacentes a ser empujadas hacia abajo en sus bordes.
Esta expansión horizontal de los continentes primigenios pudo provocar episodios intermitentes de tectónica de placas hasta que, a medida que el interior de la Tierra se enfrió y su corteza se hizo más pesada, dicha tectónica se convirtió en un proceso autosostenido que nunca cesó y que ha dado forma a nuestro planeta moderno.
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