Aviso sobre el Uso de cookies: Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia del lector y ofrecer contenidos de interés. Si continúa navegando entendemos que usted acepta nuestra política de cookies y basado en la politica de cookies de Google Adsense. Puede leerlo en el enlace a continuación

Entrada destacada

Para que meditar? La respuesta de este monje budista es la mejor respuesta que encontrarás

La meditación se ha convertido en una actividad de moda en la sociedad secular. Y aunque no hay duda de que puede usarse sin un contexto esp...

Para que meditar? La respuesta de este monje budista es la mejor respuesta que encontrarás

La meditación se ha convertido en una actividad de moda en la sociedad secular. Y aunque no hay duda de que puede usarse sin un contexto espiritual o religioso con cierto beneficio, meditar sin tener las intenciones y el conocimiento tradicional de esta práctica es apenas rozar la superficie de lo que la meditación es. La meditación budista, particularmente, es entendida como un proceso de transformación integral y no solamente como una técnica para concentrar la mente o eliminar el estrés y estar más contento (aunque, por supuesto, es también todo lo anterior).


La palabra que usan los budistas para "meditación" en sánscrito es bhāvana y en tibetano gom pa (sgom pa). Los términos son ilustrativos, pues el primero es un sustantivo derivado del verbo ser y puede entenderse como "convertirse", "transformarse" o "cultivarse". El tibetano está ligado a este término y quiere decir "cultivar", "familiarizarse" o "habituarse". La meditación es la práctica de la transformación de la mente para alcanzar su máxima posibilidad. Para el budismo, puesto que el mundo tiene como naturaleza primordial la conciencia y no la materia, esta transformación supera los límites ordinarios que la sociedad secular materialista adscribe a la realidad.

Mucho mejor que esta breve explicación es la respuesta a esta pregunta que dio el maestro budista Samdhong Rinpoche. Samdhong Rinpoche (o Lobsang Tenzin, su nombre de nacimiento) fue director del Central Institute of Higher Tibetan Studies de Benares y primer ministro del gobierno tibetano en el exilio. Es considerado uno de los intelectuales tibetanos más importantes de la actualidad. Ante la pregunta "¿por qué meditar?", esto fue lo que respondió:

La intención de la meditación es mucho más importante que la técnica de meditación. Si me preguntas "¿por qué meditas?, mi respuesta será una contrapregunta. "¿Por qué comes? ¿Por qué tomas agua?". Lo haces porque tu cuerpo necesita sustento y nutrimento. Yo medito porque mi mente y mi conciencia necesitan soporte y una forma de alimento.

La conciencia es la única cosa que puede crecer o desarrollarse ilimitadamente. Ninguna otra cosa puede desarrollarse ilimitadamente. Nuestro cuerpo crecerá, madurará, decaerá y se desintegrará. Y así también todas nuestras posesiones materiales. Sólo la mente puede continuar hacia un estado de perfección. Puede desarrollarse hasta el estado de un Buda, hasta el estado de la omnisciencia, hasta conocer todo lo cognoscible. Hasta ese nivel nos podemos desarrollar. Si existe ese potencial, ¿por qué no desarrollarlo? Y, ¿por qué no intentar mejorar [nuestra mente] todos los días? ¿Por qué dejar a la mente sin cuidado?

La persona está compuesta de tres aspectos: cuerpo, palabra y mente. Dos de estos tienen limitaciones. Los individuos sólo se ocupan del aspecto del cuerpo, un poco de la palabra y nada de la mente. Dejan que la mente se pierda y así se mantienen atados. Esta es la única razón por la que meditamos: aparte de la meditación no hay forma de cuidar la mente.


Hoy en día los meditadores no meditan con la meta última de la liberación, lo hacen para liberarse del estrés físico, desarrollar inteligencia, incrementar su capacidad de trabajo y mejorar su proficiencia. Estas no son buenas intenciones para meditar. Pero no son malas. Otros meditan buscando poderes ascéticos, una posición en el mundo, y los que hacen esto no están realmente meditando.


Las palabras de Samdhong Rinpoche son claras y contundentes. Es absurdo no meditar, de la misma manera que lo es no comer bien, no dormir bien, no hacer ejercicio, etc., si se quiere tener un cuerpo sano y fuerte. Pero es incluso más absurdo, al menos desde la perspectiva del budismo, pues la mente antecede e incide de manera principal en toda nuestra experiencia en el mundo. La realidad es que la meditación es un conocimiento, una cultura de la mente que nació en una tradición con una forma de ver el mundo, y solamente dentro de esta visión del mundo -la visión del dharma- se puede practicar cabalmente la meditación. 

Como dice otro maestro tibetano, Dzongsar Khyentse Rinpoche: "Si estás practicando dharma, debes practicarlo para la iluminación. No para obtener derechos, libertad, justicia, sanación o para tener más éxito en el mundo". En última instancia, la meditación no es algo que sirva para obtener otra cosa, algo que existe afuera en el mundo. La meditación es una tradición de conocimiento que tiene como objeto la propia mente. Se practica para conocer la realidad y sólo se logra la perfección de la práctica cuando la mente misma se vuelve esa realidad. Una realidad que, para el budismo, está más allá de conceptos como ser o no ser.

El origen de la mala suerte del viernes 13 y su conexión con los caballeros templarios

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, los Templarios o la Orden del Templo, estaba compuesta por un grupo militar cristiano que durante las cruzadas estaba a cargo de la protección de los peregrinos a Jerusalén.


Muchas leyendas rodean a estos caballeros. Entre otras, se dice que durante sus peregrinaciones a Tierra Santa obtuvieron conocimientos secretos lo que se tradujo en un importante poder militar y espiritual, incluso se dice que obtuvieron el Santo Grial (ya sea este el cáliz, la sangre o el linaje de Cristo o el conocimiento de la mujer como vínculo con la divinidad) y los secretos del Templo de Salomón.

Derivado del poder político y las riquezas que habían acumulado, y la enorme influencia que esto les supuso para las decisiones en las cortes europeas y en el Vaticano, la Orden del Temple comenzó a estar en la mira tanto de reyes y otros personajes de poder, tanto para frenar su influencia como para arrebatarles sus tesoros.

Así, el amanecer del viernes 13 de octubre de 1307, el Rey Felipe IV de Francia, llamado "el Hermoso", ordenó el arresto simultáneo de todos los caballeros templarios que se encontraran en territorio francés, incluyendo el Gran Maestre de la Orden, Jaques de Molay. Esta decisión fue resultado de una combinatoria hábilmente urdida por Guillaume de Nogaret, el consejero más encumbrado del rey, quien conspiró junto con otros para que el papa Clemente V cediera a las presiones de Felipe IV y conviniera a iniciar un proceso contra los Templarios. Cabe mencionar además que, en la época, la corona francesa tenía una deuda monetaria considerable con la Orden del Temple y, por otro lado, las órdenes militares creadas para la reconquista de Tierra Santa se habían convertido en un problema para la Iglesia Católica, pues habían fracasado en ese propósito inicial.

La orden de arresto emitida decía "Dieu n'est pas content, nous avons des enemis de la foi dans le Royaume", esto es, "Dios no está contento, tenemos enemigo de la fe en el reino". Entre otros cargos, los templarios fueron acusados de idolatría, herejía, rituales obscenos y homosexualidad. Parte de su leyenda negra afirma que miembros de la Orden del Temple se habían convertido al satanismo y perpetraban rituales en honor a Baphomet. Algunos de ellos confesaron debido a la tortura que se les infligió. Algunas leyendas añaden que algunos templarios se refugiaron en Escocia, donde habrían llevado el Santo Grial o la Piedra del Destino.

Para 1313 (doble trece), la Orden de los Templarios estaba prácticamente desbandada o extinta, pero las leyendas de su legado y de su operación clandestina no dejaron de existir, especialmente recogidas por los francmasones, que tienen en De Molay a su gran precursor. Teorías de conspiración afirman incluso que los Templarios son parte de un linaje mucho más antiguo, trazando una línea desde tiempos antediluvianos hasta los Iluminati, que fueran desbandados de forma similar, en 1776, cuando el jesuita Adam Weishaupt fue acusado en Bavaria de planear tomar control de las naciones y corromper el orden establecido. Asimismo, se cree que los Templarios habrían entrado en contacto con los hashshashiyyín o hashshashin, la orden de Hasan i-Sabbah, una secta ultrasecreta de la religión musulmana que fumaba hashish y tenía conocimientos militares y herméticos y cuyos integrantes recibían la misión de eliminar a personajes destacados de la política de la época (a ellos se debe la palabra "asesino").

Esta es una de las leyendas que explican la asociación de la coincidencia entre el viernes y el número 13 con la mala suerte.

Fuente: pijamasurf