Y aunque parezca que sea algo prácticamente imposible de ocurrir en la vida real, siendo producto de la imaginación de un guionista o escritor, en verdad es mucho más fácil de que pase de lo que creemos.
Infinidad de grandes fortunas se han esfumado como si nada, en el tiempo que se tarda en hacer un chasquido de dedos, poniendo en evidencia la fragilidad del sistema financiero en el que el capricho del destino puede hacer que lo pierdas absolutamente todo a pesar de ser el hombre más rico del mundo.
Esto es lo que le ocurrió el jueves 27 de marzo de 1980 a Nelson Bunker Hunt, heredero de una de una gran fortuna que había comenzado a amasar su padre a través de la petrolera ‘Placid Oil Co’(posteriormente Hunt Exploration and Mining Company). Se calculaba que dicha fortuna era cercana a los 16 mil millones de dólares, situándose en el número 1 de la lista Forbes.
Pero si había algo que le gustaba a Nelson Bunker eso era invertir, especular y hacerse con el control de todo aquello que intuía que le daría alguna ganancia económica, su apetito por ganar dinero era voraz. Era un hombre de riesgos y a pesar de tener un confortable colchón económico que lo protegía de cualquier eventualidad, numerosas son las ocasiones en las que fue acusado de ser un kamikaze por su forma de actuar e invertir.
Perdió parte de su fortuna cuando invirtió una gran cantidad de millones de dólares en explotar, en la década de los años sesenta, empresas petrolíferas en Libia, siendo nacionalizadas tras la llegada al poder en 1969 de Muamar el Gadafi.
Tras el fracaso económico en Libia decidido invertir en otros valores seguros y se inclinó por el negocio de la plata, el cual estaba en alza.
Llegó a controlar alrededor del 33% del suministro mundial de este metal escaso en la corteza terrestre y logró que en una década tuviese una subida espectacular del 720%, pasando de los 6 dólares la onza a aproximarse a los 50$.
Perdió parte de su fortuna cuando invirtió una gran cantidad de millones de dólares en explotar, en la década de los años sesenta, empresas petrolíferas en Libia, siendo nacionalizadas tras la llegada al poder en 1969 de Muamar el Gadafi.
Tras el fracaso económico en Libia decidido invertir en otros valores seguros y se inclinó por el negocio de la plata, el cual estaba en alza.
Llegó a controlar alrededor del 33% del suministro mundial de este metal escaso en la corteza terrestre y logró que en una década tuviese una subida espectacular del 720%, pasando de los 6 dólares la onza a aproximarse a los 50$.
Con ese control del mercado se puso a especular los precios junto a su hermano y socio William Herbert, causando la indignación de todos aquellos que basaban sus negocios en la compra/venta de productos realizados con ese metal, entre ellos el propietario de la prestigiosa cadena de joyerías Tiffany, quien contrató una página entera del New York Times en la que acusaba a los hermanos Hunt de usura.
Pero nada hacía pensar que aquel fatídico 27 de marzo, bautizado como ‘Silver Thursday’ (Jueves de Plata), se desplomaría el precio causando pánico en los mercados.
Hunt tenía invertido en aquellos valores el mayor grueso de su fortuna y el derrumbe bursátil hizo que la perdiese de un plumazo. El propio gobierno federal les proporcionó al instante un crédito de mil millones de dólares con la intención de frenar el impacto que esto provocaría en la economía del país, pero se había convertido en una caída que iba a toda velocidad y sin frenos, por lo que las consecuencias fueron desastrosas.
Tras aquel debacle llegaron docenas de demandas por parte de aquellos afectados que también perdieron todo por culpa de la avaricia especulativa de los hermanos Hunt. Tras múltiples recursos, finalmente en 1988 la justicia los encontró culpables teniendo que hacer frente a millonarias indemnizaciones que obligaron a declararse en la bancarrota.
Pero como suelen ocurrir en este tipo de historias, nuevamente, y de la noche a la mañana, Nelson Bunker Hunt en poco más de un año volvió a amasar una fortuna de diez millones de dólares; muy lejos de aquellos 16 mil que una década atrás había tenido. Falleció el pasado 21 de octubre a los 88 años de edad.
Por su parte William Herbert Hunt todavía sigue con vida (tiene 85 años) y se calcula que su fortuna personal asciende a los tres mil millones de dólares.
Pero nada hacía pensar que aquel fatídico 27 de marzo, bautizado como ‘Silver Thursday’ (Jueves de Plata), se desplomaría el precio causando pánico en los mercados.
Hunt tenía invertido en aquellos valores el mayor grueso de su fortuna y el derrumbe bursátil hizo que la perdiese de un plumazo. El propio gobierno federal les proporcionó al instante un crédito de mil millones de dólares con la intención de frenar el impacto que esto provocaría en la economía del país, pero se había convertido en una caída que iba a toda velocidad y sin frenos, por lo que las consecuencias fueron desastrosas.
Tras aquel debacle llegaron docenas de demandas por parte de aquellos afectados que también perdieron todo por culpa de la avaricia especulativa de los hermanos Hunt. Tras múltiples recursos, finalmente en 1988 la justicia los encontró culpables teniendo que hacer frente a millonarias indemnizaciones que obligaron a declararse en la bancarrota.
Pero como suelen ocurrir en este tipo de historias, nuevamente, y de la noche a la mañana, Nelson Bunker Hunt en poco más de un año volvió a amasar una fortuna de diez millones de dólares; muy lejos de aquellos 16 mil que una década atrás había tenido. Falleció el pasado 21 de octubre a los 88 años de edad.
Por su parte William Herbert Hunt todavía sigue con vida (tiene 85 años) y se calcula que su fortuna personal asciende a los tres mil millones de dólares.
Fuente: Yahoo
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