La sonda Messenger de la Nasa se ha encargado de estudiar el planeta rojo como nunca antes se había podido lograr. Gracias a esta sonda se puede saber hoy día que Mercurio tiene agua y compuestos orgánicos, informa el diario El País.
En este sentido, las áreas oscuras de Mercurio contendrían restos de una antigua corteza primigenia de carbono, que se habría formado con la cristalización de grafito durante un océano de magma, de acuerdo con lo publicado este martes en Nature Geoscience, según el diario 20 Minutos.
Hasta este momento -agrega el matutino- la comunidad científica no había podido comprobar la existencia de carbono, suponiendo que se trataba de hierro, un mineral que suele provocar ese efecto en muchos planetas con ausencia de aire.
Imagen de la superficie de Mercurio donde impactó la sonda Messenger. (Nasa)
El País añade que los responsables de la misión creen que el grafito tiene su origen de un enorme océano de magma que cubría Mercurio en su etapa más joven, en los inicios del Sistema Solar.
“Experimentos y modelos muestran que, a medida que ese océano se enfriaba […] todos los minerales se solidificaron y se hundieron a excepción del grafito, que hubiera seguido flotando y se habría acumulado para formar la corteza original de Mercurio”, señala Rachel Klima, geóloga planetaria de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) y coautora del estudio. El grafito se acumula en zonas con cráteres de asteroides y otros cuerpos, es decir, que los impactos habrían desenterrado capas muy antiguas del planeta. “Puede que estemos viendo los restos de la superficie original de Mercurio, con 4.600 millones de años de antigüedad”, resalta Klima.
En este sentido, las áreas oscuras de Mercurio contendrían restos de una antigua corteza primigenia de carbono, que se habría formado con la cristalización de grafito durante un océano de magma, de acuerdo con lo publicado este martes en Nature Geoscience, según el diario 20 Minutos.
Hasta este momento -agrega el matutino- la comunidad científica no había podido comprobar la existencia de carbono, suponiendo que se trataba de hierro, un mineral que suele provocar ese efecto en muchos planetas con ausencia de aire.
Imagen de la superficie de Mercurio donde impactó la sonda Messenger. (Nasa)
El País añade que los responsables de la misión creen que el grafito tiene su origen de un enorme océano de magma que cubría Mercurio en su etapa más joven, en los inicios del Sistema Solar.
“Experimentos y modelos muestran que, a medida que ese océano se enfriaba […] todos los minerales se solidificaron y se hundieron a excepción del grafito, que hubiera seguido flotando y se habría acumulado para formar la corteza original de Mercurio”, señala Rachel Klima, geóloga planetaria de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) y coautora del estudio. El grafito se acumula en zonas con cráteres de asteroides y otros cuerpos, es decir, que los impactos habrían desenterrado capas muy antiguas del planeta. “Puede que estemos viendo los restos de la superficie original de Mercurio, con 4.600 millones de años de antigüedad”, resalta Klima.
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