Un equipo internacional de científicos ha investigado las casi 700 lenguas que existen en todas las partes del mundo para explicar la razón de sus diferencias. Según el estudio que han presentado en el 170. º encuentro de la Sociedad Acústica de Estados Unidos, los idiomas suenan de diferente modo debido a las condiciones climáticas y el medioambiente de las zonas donde se hablan.
Los idiomas de las poblaciones que viven en regiones con grandes bosques tropicales y clima cálido suelen tener más vocales y sílabas simples, debido a que tanto el aire caliente como la vegetación provoca que la transmisión de los sonidos de frecuencia más alta —los que se crean con las consonantes— resulte más difícil, según indica el estudio citado por la revista 'Newsweek'.
Del mismo modo, las zonas montañosas también influyen sobre la estructura de la lengua, ya que las culturas de esas áreas también hablan con más vocales y sílabas simples. Entre otros factores climáticos que determinan las características de los idiomas se encuentran las precipitaciones y las temperaturas medias anuales, según destaca el estudio.
Durante su trabajo, el equipo científico investigó unos 700 lenguas escritas por todo el mundo, pero después excluyó los idiomas que utilizan más de cinco millones de personas debido a que sus hablantes están demasiado diseminados. Finalmente, analizaron la estructura silábica, la prevalencia de vocales y el uso de las consonantes de 633 idiomas y las condiciones climáticas de los lugares en donde se hablan.
Los resultados del estudio confirman la denominada hipótesis de adaptación acústica. Esta teoría ya se aplicó para describir los sonidos de las aves, que varían entre las que habitan en bosques y las que se encuentran en espacios abiertos.
Del mismo modo, las zonas montañosas también influyen sobre la estructura de la lengua, ya que las culturas de esas áreas también hablan con más vocales y sílabas simples. Entre otros factores climáticos que determinan las características de los idiomas se encuentran las precipitaciones y las temperaturas medias anuales, según destaca el estudio.
Durante su trabajo, el equipo científico investigó unos 700 lenguas escritas por todo el mundo, pero después excluyó los idiomas que utilizan más de cinco millones de personas debido a que sus hablantes están demasiado diseminados. Finalmente, analizaron la estructura silábica, la prevalencia de vocales y el uso de las consonantes de 633 idiomas y las condiciones climáticas de los lugares en donde se hablan.
Los resultados del estudio confirman la denominada hipótesis de adaptación acústica. Esta teoría ya se aplicó para describir los sonidos de las aves, que varían entre las que habitan en bosques y las que se encuentran en espacios abiertos.
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