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Cleopatra: la mujer que hizo enloquecer de amor a Julio César y Marco Antonio

La más famosa de las reinas de Egipto supo seducir a dos de los hombres más importantes de la Antigua Roma, aunque fue Marco Antonio el que consiguió enamorarla
Muchas han sido las historias de amor que se han hecho célebres a lo largo de los siglos, habiendo un buen número de ellas que han llegado hasta nosotros siendo mucho más populares que el propio relato de los acontecimientos históricos que les rodeaban.

Una de ellas es la que protagonizó Cleopatra, la más famosa de las faraonas de Egipto y que logró seducir y volver locos de amor a dos de los hombres más importantes de su época: Julio César y Marco Antonio.

Con el primero fue una historia de amor inacabada, una relación que nunca se sabrá si hubiese llegado más allá debido al asesinato de César. Aunque muchos son los expertos que defienden que lo que hubo entre Cleopatra y Julio César no fue una verdadera historia de amor mutuo, sino un acto de seducción y aprovechamiento por parte de la egipcia, quien necesitaba de la ayuda y respaldo del general romano para poder seguir manteniéndose en el trono.
Por aquel entonces Cleopatra contaba con 21 años de edad y Julio César ya estaba en la plenitud de su madurez con 52 años cumplidos. Y célebre fue la forma en la que la egipcia se presentó ante el romano: escondida en una alfombra. La astucia, aparte de las armas de seducción de la joven, lo hicieron caer rendido a sus pies prometiéndole que lucharía por devolverle el trono que su hermano (y a la misma vez marido) Ptolomeo XIII quería para él solo. Tras su regreso a Roma, Julio César fue asesinado en los Idus de marzo del año 44 a.C.

Pero el otro romano que sucumbió a los encantos y enloqueció de amor por Cleopatra fue Marco Antonio, con la salvedad de que éste también consiguió enamorar perdidamente a la reina egipcia como ningún otro hombre lo había hecho hasta entonces. Una historia de amor que además terminó trágicamente, como bien gusta a los amantes de ese tipo de romances.

El hecho de que Marco Antonio hubiese sido uno de los hombres más cercanos y leales a César parece indicar que hizo que ella ya se hubiese fijado en el militar romano y se sintiese apasionadamente atraída por él desde hacía tiempo.

La de Cleopatra y Marco Antonio fue una historia de amor que duró trece años, aunque la relación pasó numerosos baches y periodos en los que estuvieron separados. Años de amor pasional y también enfados que padecían irreconciliables, pero al final él siempre volvía a los brazos de ella.

Marco Antonio dejó a su esposa para vivir el tórrido romance con la egipcia e incluso tuvo que volver a casarse de nuevo, esta vez con la hermana de Octavio (sucesor de Julio César) para evitar que éste iniciase una guerra contra Egipto.

Pero Marco Antonio estaba perdidamente enamorado de Cleopatra (con la que tuvo tres hijos) y decidió abandonar a su nueva esposa y hacer caso omiso a los consejos que le llegaban desde Roma de que Octavio acabaría con ellos. Y así fue. El abandono de su nueva esposa hizo encolerizar al líder romano quien les declaró la guerra.

Como os indicaba unos párrafos más arriba, la de Cleopatra y Marco Antonio fue una historia de amor que terminó trágicamente y, como si hubiese surgido de la pluma del mismísimo Shakespeare, el final estuvo envuelto del más puro dramatismo.


En plena guerra con el ejército de Octavio y con éste a las puertas de Alejandría, Marco Antonio fue informado del fallecimiento de Cleopatra, una noticia que era totalmente falsa pero que a él convulsionó de tal manera que decidió quitarse la vida con su propia espada. Según relatan las crónicas, herido de muerte fue llevado ante su amada muriendo en sus brazos.

Ante la muerte de su amado Marco Antonio y la humillación que suponía para ella ser hecha prisionera por el ejército de Octavio, que pretendía pasearla encadenada, Cleopatra decidió poner fin también a su vida y lo hizo de un modo ritual: haciéndose morder en un pecho por una serpiente venenosa (áspid).

De este modo llegó el trágico final para la mujer que hizo enloquecer de amor a dos de los hombres más famosos e importantes de la Antigua Roma.

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