Bastantes de los meteoritos que han caído a la Tierra han sido calificados como reliquias del sistema solar primitivo. Estos pedazos arrugados de metal y roca están tachonados de cóndrulos, granos esféricos diminutos y cristalinos que una vez fueron gotitas de materia fundida.
Sin embargo, unos investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y la Universidad Purdue en West Lafayette, Indiana, ambas instituciones en Estados Unidos, han llegado ahora a una desconcertante conclusión: Los cóndrulos quizá tuvieron un papel menos fundamental, mientras que el principal lo habría tenido otra clase de materiales, por ahora sin identificar. Basándose en simulaciones informáticas, el grupo concluye que los cóndrulos no son piezas de construcción, sino más bien subproductos de un proceso de formación planetaria violento y desordenado.
El equipo de Brandon Johnson, investigador del MIT, ha determinado que mucho antes de que los cóndrulos entraran en escena es probable que ya existieran cuerpos tan grandes como la Luna, otro resultado sorprendente. De hecho, los investigadores consideran que los cóndrulos fueron muy posiblemente creados por la colisión de tales embriones planetarios de tamaño lunar: Estos cuerpos chocaban entre sí con colisiones tan violentas que fundían una parte de su material, y enviaban un penacho fundido hacia la nebulosa solar. Las gotas residuales debieron acabar enfriándose y formando cóndrulos, que a su vez se unieron a cuerpos más grandes, algunos de los cuales impactarían por último contra la Tierra, quedando preservados en ella algunos de sus fragmentos como meteoritos caídos.
Todo esto indica que los meteoritos no son en realidad representativos del material del que se formaron los planetas, lo que a su vez añade más misterio sobre la composición exacta del tipo de materiales de los que se formaron la Tierra y otros planetas.
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