- Los delfines son sensibles a los estímulos magnéticos, dado que se comportan de forma diferente cuando nadan cerca de objetos magnetizados. Así se ha comprobado en una investigación realizada con delfines en Francia, que aporta pruebas experimentales de conducta de que estos animales marinos son magnetorreceptivos.
La magnetorrecepción implica la habilidad de percibir un campo magnético. Se supone que desempeña un papel importante en cómo los individuos de algunas especies, sobre todo las migratorias, se orientan y viajan a grandes distancias. Algunas observaciones de las rutas de migración de cetáceos que viajan a través de grandes distancias, tales como ballenas, delfines y marsopas, y de los sitios donde a veces quedan varados, ha venido sugiriendo que podrían ser sensibles a los campos geomagnéticos como lo son otras especies.
Dado que han sido escasas las evidencias experimentales sobre ello, el equipo de Dorothee Kremers, Juliana López Marulanda, Martine Hausberger y Alban Lemasson, de la Universidad de Rennes 1 en Francia, decidió estudiar de manera directa el fenómeno a través del comportamiento de seis delfines de la especie Tursiops truncatus en el delfinario de Planète Sauvage (“Planeta Salvaje”) en Francia. Esta instalación exterior consiste en cuatro piscinas, que cubren una superficie total de 2.000 metros cuadrados de agua. Allí los científicos observaron la reacción espontánea de los animales ante un barril que contenía un bloque fuertemente magnetizado o uno desmagnetizado. Excepto por esta característica, los bloques eran idénticos en forma y densidad. Los barriles eran por tanto indistinguibles en cuanto ecolocalización se refiere. La ecolocalización es la técnica que emplean los delfines (así como otros animales, incluyendo los murciélagos) para proyectar un sonido y valerse del eco para determinar la dirección y distancia de los objetos sobre los que rebotan dichas ondas de sonido. Los delfines utilizan la ecolocalización para cazar y para orientarse.
Durante los experimentos, los animales eran libres de nadar dentro y fuera de la piscina en la que el barril estaba situado. Los seis delfines fueron estudiados de manera simultánea, mientras todos los miembros del grupo podían interactuar libremente con el barril durante una sesión determinada. La persona que se ocupó de colocar los barriles en las piscinas no sabía si estaban magnetizados o no. La persona que analizó los videos que mostraban cómo reaccionaban los diferentes delfines ante los barriles tampoco lo sabía.
Los análisis revelaron que los delfines se acercaban al barril mucho más rápido cuando contenía un bloque fuertemente magnetizado que cuando contenía uno similar pero no magnetizado. Sin embargo, los delfines no interactuaban con ambos tipos de barril de forma diferente. Se habrían pues sentido más intrigados que atraídos físicamente hacia el barril con el bloque magnetizado.
Los delfines son capaces de distinguir objetos basándose en sus propiedades magnéticas, lo cual es un requisito previo para la navegación basada en la magnetorrecepción. Los resultados de la nueva investigación aportan pues evidencias claras de que los cetáceos tienen un sentido magnético, y por tanto hay que añadirlos a la lista de las especies magnetosensibles.
Los resultados de la investigación se han presentado públicamente a través de la revista académica Naturwissenschaften, de la editorial Springer.
Fuente: noticias de la ciencia
Dado que han sido escasas las evidencias experimentales sobre ello, el equipo de Dorothee Kremers, Juliana López Marulanda, Martine Hausberger y Alban Lemasson, de la Universidad de Rennes 1 en Francia, decidió estudiar de manera directa el fenómeno a través del comportamiento de seis delfines de la especie Tursiops truncatus en el delfinario de Planète Sauvage (“Planeta Salvaje”) en Francia. Esta instalación exterior consiste en cuatro piscinas, que cubren una superficie total de 2.000 metros cuadrados de agua. Allí los científicos observaron la reacción espontánea de los animales ante un barril que contenía un bloque fuertemente magnetizado o uno desmagnetizado. Excepto por esta característica, los bloques eran idénticos en forma y densidad. Los barriles eran por tanto indistinguibles en cuanto ecolocalización se refiere. La ecolocalización es la técnica que emplean los delfines (así como otros animales, incluyendo los murciélagos) para proyectar un sonido y valerse del eco para determinar la dirección y distancia de los objetos sobre los que rebotan dichas ondas de sonido. Los delfines utilizan la ecolocalización para cazar y para orientarse.
Durante los experimentos, los animales eran libres de nadar dentro y fuera de la piscina en la que el barril estaba situado. Los seis delfines fueron estudiados de manera simultánea, mientras todos los miembros del grupo podían interactuar libremente con el barril durante una sesión determinada. La persona que se ocupó de colocar los barriles en las piscinas no sabía si estaban magnetizados o no. La persona que analizó los videos que mostraban cómo reaccionaban los diferentes delfines ante los barriles tampoco lo sabía.
Los análisis revelaron que los delfines se acercaban al barril mucho más rápido cuando contenía un bloque fuertemente magnetizado que cuando contenía uno similar pero no magnetizado. Sin embargo, los delfines no interactuaban con ambos tipos de barril de forma diferente. Se habrían pues sentido más intrigados que atraídos físicamente hacia el barril con el bloque magnetizado.
Los delfines son capaces de distinguir objetos basándose en sus propiedades magnéticas, lo cual es un requisito previo para la navegación basada en la magnetorrecepción. Los resultados de la nueva investigación aportan pues evidencias claras de que los cetáceos tienen un sentido magnético, y por tanto hay que añadirlos a la lista de las especies magnetosensibles.
Los resultados de la investigación se han presentado públicamente a través de la revista académica Naturwissenschaften, de la editorial Springer.
Fuente: noticias de la ciencia
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