El Atractor del supercúmulo de galaxias de Shapley, el Gran Atractor, y la región de baja densidad. (Foto: Institut de recherche sur les lois fondamentales de l'Univers / Yehuda Hoffman, Daniel Pomarède, R. Brent Tully & Hélène M. Courtois: "The dipole repeller", Nature, 2017)
Hasta ahora, los científicos suponían que nos está atrayendo una región densa del universo, tal como la gravedad hizo caer a la manzana de Newton hacia el suelo. Se llamó “Gran Atractor” al “principal sospechoso” inicial, una región de media docena de ricos cúmulos de galaxias a 150 millones de años-luz de la Vía Láctea. Poco después, la atención se desvió a una zona con más de dos docenas de grandes cúmulos de galaxias, el supercúmulo de galaxias de Shapley, también conocido como Concentración de Shapley, situado unos 600 millones de años-luz más allá del Gran Atractor.
Ahora, el equipo internacional de Yehuda Hoffman de la Universidad Hebrea de Jerusalén en Israel ha llegado a la conclusión de que nuestra galaxia no solo está sufriendo un tirón, sino que también la están repeliendo.
En su nuevo estudio, Hoffman y sus colegas han investigado una región muy grande y previamente desconocida en nuestro vecindario extragaláctico. Básicamente desprovista de galaxias, este enorme vacío ejerce una fuerza de repulsión sobre nuestro Grupo Local de Galaxias.
Cartografiando en 3D el flujo de galaxias a través del espacio, los autores del nuevo estudio hallaron que nuestra Vía Láctea se está alejando cada vez más de la citada región de baja densidad. Además de ser atraídos por el supercúmulo de galaxias de Shapley, también estamos siendo empujados y apartados de la región de baja densidad recién descubierta. Ambos tipos de movimiento tienen una importancia comparable en nuestra ubicación cósmica.
La presencia de dicha región de baja densidad había sido sugerida con anterioridad, pero confirmar la ausencia de galaxias a través de observaciones era demasiado complicado. En este nuevo estudio, los investigadores de Israel, Francia y Estados Unidos han conseguido deducirlo de manera indirecta, basándose en las velocidades de las galaxias alrededor de la Vía Láctea.
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