jhu.edu / Jessica Lamont
Una tumba con los restos incinerados de una joven que vivió en Atenas hace 2.400 años llamó la atención de los arqueólogos. Hallada en el año 2003, en la sepultura había cuatro tablillas de plomo con inscripciones que demuestran que en la antigua Grecia era muy importante llevarse bien con la gente y no granjearse enemigos.
De manera que la muerte de la joven habría proporcionado un fácil acceso a los dioses a los que iban dirigidas las órdenes escritas en la maldición. Hécate, Artemisa y Hermes, las deidades invocadas en la tablilla, estaban relacionadas con el inframundo, el lugar al que iban a parar las almas de los muertos. En la antigüedad a menudo se asociaba a estos dioses con rituales de sacrificio.
Lamont destaca que "los taberneros eran conocidos a menudo por su tendencia a las trampas y a las maquinaciones", por lo que supone que los autores de la maldición estaban motivados por "una rivalidad comercial".
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