En la naturaleza existen organismos que no envejecen: crecen y se reproducen durante toda su vida.
La vida eterna o la eterna juventud son imposibles de lograr, sin embargo, es posible influir en el envejecimiento alcanzando lo antes posible la senectud insignificante (ausencia de signos de envejecimiento), aseguró la médico geriatra del Departamento de Salud de Moscú, Olga Tkachiova a la agencia RIA Novosti.
Anteriormente investigadores de la Universidad Estatal de Altái (Rusia),anunciaron haber desarrollado un medicamento que permite activar los procesos de producción de células madre y los de renovación de los tejidos, permitiendo mantener al organismo biológicamente joven.
Pero para Tkachiova, eso no significa que se haya encontrado la fórmula para la vida eterna. "Lo que sí podemos hacer es influir en la velocidad del envejecimiento si alcanzáramos la senectud insignificante (bloqueo de la acumulación constante de daños de las células). Por ejemplo, es muy difícil por la apariencia y estado de los órganos determinar la edad biológica de una persona mayor de 90 años. Es decir, en adelante el proceso de envejecimiento de la persona ya no avanza", explicó la especialista en tratamiento de pacientes de edad avanzada.
Mientras más pronto se encuentre la forma de alcanzar la senectud insignificante, por ejemplo a los 60 años y no a los 90, más personas podrán acelerar su esperanza de vida, comentó. "Por ejemplo, hay moluscos que no envejecen. Continúan creciendo, reproduciéndose durante toda su vida y no mueren de vejez, sino debido a su gran tamaño, que les impide trasladarse y alimentarse", explicó la geriatra.
"Es posible bloquear o interferir en determinado gen. Se está interviniendo en el proceso natural de envejecimiento, y hay que hacerlo. Creo que en los próximos años veremos buenos resultados", consideró la doctora.
Anteriormente investigadores de la Universidad Estatal de Altái (Rusia),anunciaron haber desarrollado un medicamento que permite activar los procesos de producción de células madre y los de renovación de los tejidos, permitiendo mantener al organismo biológicamente joven.
Pero para Tkachiova, eso no significa que se haya encontrado la fórmula para la vida eterna. "Lo que sí podemos hacer es influir en la velocidad del envejecimiento si alcanzáramos la senectud insignificante (bloqueo de la acumulación constante de daños de las células). Por ejemplo, es muy difícil por la apariencia y estado de los órganos determinar la edad biológica de una persona mayor de 90 años. Es decir, en adelante el proceso de envejecimiento de la persona ya no avanza", explicó la especialista en tratamiento de pacientes de edad avanzada.
Mientras más pronto se encuentre la forma de alcanzar la senectud insignificante, por ejemplo a los 60 años y no a los 90, más personas podrán acelerar su esperanza de vida, comentó. "Por ejemplo, hay moluscos que no envejecen. Continúan creciendo, reproduciéndose durante toda su vida y no mueren de vejez, sino debido a su gran tamaño, que les impide trasladarse y alimentarse", explicó la geriatra.
"Es posible bloquear o interferir en determinado gen. Se está interviniendo en el proceso natural de envejecimiento, y hay que hacerlo. Creo que en los próximos años veremos buenos resultados", consideró la doctora.
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