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Cómo el sexo entre distintas especies puede reducir la supervivencia

¿Qué ocurre cuando dos especies, distintas pero muy cercanas, hibridan? En contra de lo que podamos pensar, este caso se da relativamente a menudo. 

Sobre todo si tenemos en cuenta que la última glaciación tuvo lugar “anteayer” en términos evolutivos. Por ejemplo, pasa mucho entre ranas de dos especies que comparten hábitat en Polonia.

Estas dos especies de rana arbórea (Hyla arborea e Hyla orientalis) formaban una sola especie antes de las glaciaciones. Pero durante el periodo en que Europa quedó cubierta por el hielo, cada población siguió su propio camino, acumulando mutaciones.

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A este proceso se le denomina especiación alopátrida. Es importante entender qué consideramos una especie en Biología. Desde un punto de vista genético, dos grupos de animales pertenecen a especies distintas cuando el cruce entre ambas no es viable. Esto es, se produce una barrera reproductiva.

Pero claro, estas barreras no surgen de repente. En el caso de las dos ranas de las que hablamos, aún no se ha terminado de levantar. Por eso pueden tener crías. Pero eso no significa que no exista. En este caso ya se ha superado el punto de no retorno. Los híbridos de ambas especies presentan problemas.

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En este caso, se nota en cómo se comportan sus cromosomas sexuales. El género Hyla funciona en ese sentido de manera parecida a como lo hacen los humanos. Un par de sus cromosomas contienen la información relativa a las características que diferencian cada sexo.

Pues bien, dentro de una especie estos cromosomas funcionan como pareja. Es decir, de manera coordinada, sin interferirse uno al otro. Entre otras cosas, porque los genes que contienen están bien balanceados, y la información genética se distribuye de una manera eficiente.

Pero en los híbridos no es así. Por decirlo de una manera sencilla, cada cromosoma “barre para casa”. Hace aquello para lo que está preparado, pero interfiriendo al otro cromosoma. Y como resultado, los individuos híbridos sufren problemas.

La forma técnica de decirlo sería “afecta al fitness”. Simplificando mucho, la capacidad de estos híbridos para procrear se ve muy mermada. Al producir los gametos aparecen problemas, y no sólo ahí. También con la llegada de la maduración sexual. Vaya, que cualquier cosa que implique trabajo por parte de los cromosomas sexuales funciona mal.

Como dato curioso, merece la pena comentar que Polonia no es el único lugar en que ambas especies, Hyla arborea e Hyla orientalis, se encuentran. También lo hacen, por ejemplo, en Grecia. Eso sí, desde hace más tiempo – allí la glaciación terminó antes – y prácticamente no aparecen híbridos.

Lo que deja muy claro que, lo que se está viendo, es cómo aparecen dos especies donde antes sólo había una.

Crédito de la imagen superior: Christophe Dufresnes

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