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Por qué algunos peces se comen sus huevos

Que algunas especies – muchas – cuiden de sus crías no sorprende a nadie. Incluso nos parece bonito. Lo que suele resultar más incómodo es saber que otras especies no sólo no cuidan de sus crías, si no que incluso se las llegan a comer. 
Resultado de imagen para peces con sus huevos
Un pez payaso tomate
A este comportamiento se le denomina “canibalismo filial”, y los científicos llevan mucho tiempo preguntándose por qué ocurre.

Porque, a ver, ¿qué ventaja tiene que un padre o una madre se coma a sus hijos? Dos artículos recientes, los dos de los mismos autores, tratan de dar una respuesta centrándose en una especie donde esta estrategia es común: el gobio (Pomatoschistus microps), un pequeño pez de apenas 6 centímetros de longitud.

En los gobios, quien cuida de las puestas es el macho. Se da la circunstancia de que los machos suelen aparearse con varias hembras, y que cuidan de todas las puestas. Que están en zonas cercanas. Limpian los nidos, agrupan los huevos, baten sus aletas para oxigenar las puestas… y de vez en cuando, se comen alguno de sus propios huevos.



Lo que no tiene ningún sentido. Cuidar de una puesta supone un gasto de energía. Hacerlo para comérselos después… La explicación habitual es que lo hacen cuando falta comida – así recuperan su inversión. O porque de esta manera se deshacen de los huevos que están en peor estado, y de paso aseguran que todos tengan un buen aporte de oxígeno.

Visto así, parece que todo cuadra. El problema es que el canibalismo filial también se da cuando las condiciones son más que óptimas. Y no todos los individuos muestran el mismo comportamiento. Es decir, que no todos los machos de gobio se comen al mismo número de crías, ni en las mismas circunstancias.

En el primer artículo se explica que la cosa tiene mucho más que ver con el carácter del padre. Dependiendo de cómo sea el macho antes de que tenga lugar la puesta, así será su canibalismo filial. Los machos que son más activos “de solteros” tienden a comerse más huevos que los más “tranquilos”.

Pero este no es el único factor. No es un comportamiento descontrolado. Lo hacen siguiendo un patrón. Como cualquiera puede imaginar, las puestas de las que se encargan los machos no tienen lugar exactamente en el mismo momento. Unas horas de diferencia en los gobios es significativa, no digamos ya algunos días.

En este caso – el más cercano a la realidad – el canibalismo se centra mucho más en los huevos más nuevos. Es decir, en aquellos que están menos desarrollados, y en los que el macho ha invertido menos. Parece que el gobio decide que, si tiene que realizar canibalismo, mejor hacerlo con los que “menos trabajo” le han dado.

En realidad, no se responde del todo a la pregunta de por qué, pero sí a muchas otras sobre este curioso comportamiento.

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