Conocida por muchos nombres, nuestra luna sigue siendo un fascinante enigma que en ocasiones lleva a equívocos a nivel de los prejuicios populares
Científicos y astrólogos por igual han mirado el cielo nocturno con asombro y tratado de interpretarlo como un mensaje cifrado: después de todo la noción de código está presente en el movimiento de los astros, en los ciclos lunares y en los efectos (verdaderos o supuestos) que los cuerpos celestes tienen sobre las actividades humanas. Es un hecho que la gravedad lunar afecta las mareas –sin embargo no todo es tan claro en el mundo de la selenología (el estudio de la Luna, que debe su nombre a la diosa lunar de los romanos, Selene).
Un mito muy difundido es que la Luna –especialmente la llena– tiene efectos concretos sobre el cuerpo y los ingresos a hospitales: algunas versiones indican que es más fácil sufrir hemorragias, pero que también existen más nacimientos durante esta fase del desarrollo lunar. La periodista Mona Chalabi se dedicó a informarse sobre este mito buscando algo que diera en el clavo en la literatura científica. No sólo se encontró con que no existe una relación directa, sino que hay estudios que incluso demuestran lo contrario (i. e. que la Luna es inocente en los caprichosos ciclos humanos).
Solamente un estudio español de 2004 encontró una conexión directa entre admisiones hospitalarias y la fase lunar. El primer error del estudio es asumir que la Luna “trabaja” en un horario similar o paralelo al humano. No podemos técnicamente decir que “hoy” haya luna llena (o nueva, o creciente, para el caso), sino que la Luna entra en esa fase según patrones que los expertos miden en minutos, ni siquiera en días. Además, los académicos españoles basaron su análisis en 447 entradas hospitalarias entre 1996 y 1998, lo cual es una muestra realmente muy pequeña como para desbancar (o confirmar) un mito tan popular.
Un mito muy difundido es que la Luna –especialmente la llena– tiene efectos concretos sobre el cuerpo y los ingresos a hospitales: algunas versiones indican que es más fácil sufrir hemorragias, pero que también existen más nacimientos durante esta fase del desarrollo lunar. La periodista Mona Chalabi se dedicó a informarse sobre este mito buscando algo que diera en el clavo en la literatura científica. No sólo se encontró con que no existe una relación directa, sino que hay estudios que incluso demuestran lo contrario (i. e. que la Luna es inocente en los caprichosos ciclos humanos).
Solamente un estudio español de 2004 encontró una conexión directa entre admisiones hospitalarias y la fase lunar. El primer error del estudio es asumir que la Luna “trabaja” en un horario similar o paralelo al humano. No podemos técnicamente decir que “hoy” haya luna llena (o nueva, o creciente, para el caso), sino que la Luna entra en esa fase según patrones que los expertos miden en minutos, ni siquiera en días. Además, los académicos españoles basaron su análisis en 447 entradas hospitalarias entre 1996 y 1998, lo cual es una muestra realmente muy pequeña como para desbancar (o confirmar) un mito tan popular.
El problema suele ser que sufrimos de sesgos incluso cuando investigamos: a veces deseamos comprobar tanto un prejuicio que terminamos por hacernos explicaciones incompletas, incluso irracionales, sobre las cosas, con tal de adquirir una certeza. Por si se lo preguntaban, otras cosas por las cuales la Luna NO es responsable son: ”psicosis, depresión y ansiedad; comportamiento violento y agresividad; infartos; suicidio; tasas de abstensionismo; falla coronaria; concepción por fertilización in vitro; cirugía y sobrevivencia de cáncer de seno; resultado de una cirugía (en general); cólico renal; altas hospitalarias (en general); y accidentes automovilísticos”
Probablemente la Luna –ese satélite que los astrónomos no alcanzan a definir completamente ni siquiera como satélite o como planeta– sólo sea responsable de un alza considerable de fotos de lunas en Instagram y redes sociales, y de comportamientos “lunáticos” que probablemente se presentan también durante otras fases.
Probablemente la Luna –ese satélite que los astrónomos no alcanzan a definir completamente ni siquiera como satélite o como planeta– sólo sea responsable de un alza considerable de fotos de lunas en Instagram y redes sociales, y de comportamientos “lunáticos” que probablemente se presentan también durante otras fases.
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