Finalmente la guerra se resolvería con el aplastamiento del ejército Zulú, pero hasta que pudieron alzarse con esa victoria final los británicos lo pasaron francamente mal.
Pero en el post de hoy del blog Cuaderno de Historias no pretendo relatar lo sucedido durante ese conflicto bélico, del que salió un buen número de novelas y películas de gran éxito, sino de cómo un pequeño y pacifico pueblo dedicado a la agricultura y el comercio se convirtió en pocas décadas en un potente y poderoso imperio que puso entre las cuerdas a los británicos.
El artífice de tal evolución fue Shaka, el hijo bastardo de Senzangakhona kaJama, un jefe del clan Zulú, el cual lo repudió y no quiso saber nada de ese vástago nacido fuera del matrimonio.
Ese rechazo recibido por parte de su padre y otros miembros del poblado hicieron que Shaka creciese en un entorno hostil que provocó en él un carácter agrio y que con los años acabó convirtiéndolo en una persona despiadada. Esa fuerte y temible personalidad sería determinante en sus años de adulto, en los que decidió formar un pequeño ejército y liderar a un grupo de guerreros zulús con el propósito de traicionar y arrebatar algún día el poder a su progenitor. Un acto de venganza con el que Shaka pretendía resarcirse de tantos años de hostilidad recibida.
Pero en el post de hoy del blog Cuaderno de Historias no pretendo relatar lo sucedido durante ese conflicto bélico, del que salió un buen número de novelas y películas de gran éxito, sino de cómo un pequeño y pacifico pueblo dedicado a la agricultura y el comercio se convirtió en pocas décadas en un potente y poderoso imperio que puso entre las cuerdas a los británicos.
El artífice de tal evolución fue Shaka, el hijo bastardo de Senzangakhona kaJama, un jefe del clan Zulú, el cual lo repudió y no quiso saber nada de ese vástago nacido fuera del matrimonio.
Ese rechazo recibido por parte de su padre y otros miembros del poblado hicieron que Shaka creciese en un entorno hostil que provocó en él un carácter agrio y que con los años acabó convirtiéndolo en una persona despiadada. Esa fuerte y temible personalidad sería determinante en sus años de adulto, en los que decidió formar un pequeño ejército y liderar a un grupo de guerreros zulús con el propósito de traicionar y arrebatar algún día el poder a su progenitor. Un acto de venganza con el que Shaka pretendía resarcirse de tantos años de hostilidad recibida.
Todo lo que tenía el joven Shaka de temible era equiparable al gran talento que poseía para organizar, mandar y liderar, por lo que su propósito de convertir a un reducido grupo guerreros tribales en un potente ejército obtuvo sus frutos.
Consiguió que se le uniesen un buen número de hombres que hasta entonces habían sido fieles a Senzangakhona a los que se le unieron miembros de tribus zulúes que estaban esparcidos por otras partes de la región sudafricana.
Shaka se había autoproclamado caudillo de un emergente ejército que a lo largo de una década fue ganando terreno al de su padre, triplicándole en pocos años en número de efectivos. Para cuando el joven líder alcanzó el triunfo final, en 1818, su padre Senzangakhona llevaría dos años muerto, pero no por ello la victoria le sabría a poco. Había conseguido su propósito y a partir de entonces lo único que tenía que conseguir era transformar al que había sido un pequeño pueblo en una próspera nación.
Consiguió que se le uniesen un buen número de hombres que hasta entonces habían sido fieles a Senzangakhona a los que se le unieron miembros de tribus zulúes que estaban esparcidos por otras partes de la región sudafricana.
Shaka se había autoproclamado caudillo de un emergente ejército que a lo largo de una década fue ganando terreno al de su padre, triplicándole en pocos años en número de efectivos. Para cuando el joven líder alcanzó el triunfo final, en 1818, su padre Senzangakhona llevaría dos años muerto, pero no por ello la victoria le sabría a poco. Había conseguido su propósito y a partir de entonces lo único que tenía que conseguir era transformar al que había sido un pequeño pueblo en una próspera nación.
A lo largo de la siguiente década, el Emperador Zulú fue anexionándose territorios, haciendo cada vez más grande y poderoso el Imperio que estaba levantando.
Se calcula que en 1828, año en el que fue asesinado, Shaka se encontraba en su mayor apogeo liderando un ejército de cien mil guerreros (tanto hombres como mujeres) y gobernaba sobre una población que había alcanzado el medio millón de zulúes.
Este inusitado crecimiento de los zulúes como imperio causó innumerables problemas a los colonos holandeses y británicos que se habían instalado en la región sudafricana y quienes veían en el liderazgo de Shaka un acuciante peligro para sus intereses y negocios.
En lo que respecta a su vida personal, Shaka se rodeó de un nutrido número de mujeres con las que mantenía relaciones sexuales, pero vivía obsesionado con el hecho de que si alguna concebía un hijo éste acabaría traicionándolo y arrebatándole el poder, como él hizo con su progenitor.
Pero la traición y muerte no le llegaría a través de ningún descendiente, sino a manos de sus hermanastros Umhlangana, Mbopa y Dingane la noche del 23 de septiembre de 1828, siendo este último quien se proclamaría rey para suceder a Shaka.
Pero su muerte no frenó la expansión del Imperio Zulú, que siguió creciendo y convirtiéndose en poderoso gracias a las bases que había asentado Shaka, hasta que medio siglo después fue aplastado definitivamente en la guerra anglo-zulú.
Fuente: Yahoo
Se calcula que en 1828, año en el que fue asesinado, Shaka se encontraba en su mayor apogeo liderando un ejército de cien mil guerreros (tanto hombres como mujeres) y gobernaba sobre una población que había alcanzado el medio millón de zulúes.
Este inusitado crecimiento de los zulúes como imperio causó innumerables problemas a los colonos holandeses y británicos que se habían instalado en la región sudafricana y quienes veían en el liderazgo de Shaka un acuciante peligro para sus intereses y negocios.
En lo que respecta a su vida personal, Shaka se rodeó de un nutrido número de mujeres con las que mantenía relaciones sexuales, pero vivía obsesionado con el hecho de que si alguna concebía un hijo éste acabaría traicionándolo y arrebatándole el poder, como él hizo con su progenitor.
Pero la traición y muerte no le llegaría a través de ningún descendiente, sino a manos de sus hermanastros Umhlangana, Mbopa y Dingane la noche del 23 de septiembre de 1828, siendo este último quien se proclamaría rey para suceder a Shaka.
Pero su muerte no frenó la expansión del Imperio Zulú, que siguió creciendo y convirtiéndose en poderoso gracias a las bases que había asentado Shaka, hasta que medio siglo después fue aplastado definitivamente en la guerra anglo-zulú.
Fuente: Yahoo
No hay comentarios:
Publicar un comentario