BUENOS AIRES – La vidente Vangelia Pandeva Dimitrova, también conocida como Baba Vanga, volvió en las últimas horas a ser noticia por sus inquietantes predicciones para 2018.
Es que, la mujer búlgara que murió en 1996 a los 85 años, pronosticó dos importantes eventos para el próximo año que marcarían un antes y un después en el mundo. La incertidumbre en torno a sus dichos radica en que la vidente ya cuenta entre sus predicciones acertadas, el surgimiento del ISIS, la caída de las torres gemelas, el tsunami de 2004 y el calentamiento global, entre otros fenómenos.
En este sentido, en las últimas horas trascendió que para 2018 la vidente Vanga anticipó hace más de veinte años que China se convertirá en la próxima superpotencia del mundo, asumiendo el control de Estados unidos, y que una nueva forma de energía se descubrirá en el planeta Venus.
Con respecto a la primera predicción, los datos se contrastan con números objetivos, ya que en los últimos años el gigante asiático creció de forma acelerada su potencial económico, contra una tendiente descendiente por parte de Estados Unidos.
Pero, para creer o reventar, la sonda espacial Parker Solar Probe, bautizada así por el nombre del astrofísico solar Eugene Parker, programó justamente para el 2018 su lanzamiento al espacio… ¿Pasará por ese planeta?
La mujer se hizo conocida hace unos años cuando se difundieron sus predicciones sobre el atentado terrorista de 2001 en Estados Unidos. "Los lobos aullarán en un arbusto y saldrá sangre inocente", había advertido sobre la caída de las Torres Gemelas.
Sin embargo, su historia de vida no es menos inquietante: perdió la vista cuando tenía 12 años, durante una tormenta masiva. Luego de ese fenómeno, comenzó a tener visiones que le trajeron una importante popularidad.Además, desarrolló un toque curativo durante la segunda guerra mundial.
Durante muchos años predijo distintos eventos que fueron haciéndose realidad, incluso después de su muerte, algo que agigantó su fama predictiva. En Europa es reconocida, a tal punto que su casa fue convertida en un museo que atrae con regularidad a creyentes, pero también a curiosos.
¿Tendrá razón?
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