Un ejemplo es el estadounidense Donald Tenbrunsel quien, a sus 89 años de edad, navega fácilmente por Internet, tiene amplios temas de conversación, es voluntario y tiene un gusto por la lectura.
Tenbrunsel, junto a otros individuos considerados ‘súper ancianos’, participó en un estudio para encontrar los factores que podrían revelar las claves de su agudeza.
Los investigadores midieron el envejecimiento cerebral de 24 de estas personas mediante escáneres, y los comparó con los de otros 12 adultos mayores promedio. Sobre todo, les interesó conocer el grosor de sus cortezas cerebrales.
A decir de la investigación, retomada por HealthDay News, en la corteza se encuentra la conciencia, así como las neuronas responsables de los pensamientos y movimientos. Es una parte esencial del pensamiento, la memoria, la planificación y la resolución de problemas.
Tras la revisión, los investigadores encontraron un envejecimiento del cerebro el doble de lento que las personas promedio de su edad.
“Esto sugiere que los ‘súper ancianos’ muestran una trayectoria de envejecimiento distinta. Pierden volumen cerebral a un ritmo mucho más lento que sus pares promedio”. Así lo señaló al portal científico Science Daily la investigadora principal del estudio, Emily Rogalski, quien es directora de neuroimágenes en el Centro de Neurología Cognitiva y Enfermedad de Alzheimer de la Universidad de Northwestern.
La investigadora refiere que, en estudios previos, se encontró que las cortezas de los ‘súper ancianos’ tienen un aspecto más o menos igual que la de personas de entre 50 y 69 años de edad.
Otras claves
El doctor Ezriel Kornel, neurólogo del Colegio Médico Weill Cornell en la ciudad de Nueva York, dijo a HealthDay News que parte de la ventaja cerebral de los ‘súper ancianos’ sería genética. Pero también consideró influencias ambientales que contribuirían a un envejecimiento cerebral más sano, sobre todo en el útero y en la niñez temprana.
Ambos investigadores coinciden en que, si bien no hay métodos probados para conservar el volumen de la corteza, sí hay hábitos específicos que pueden ayudar a la lucidez de los adultos mayores. Por ejemplo:
– Ejercicio físico regular.
– Dieta saludable y equilibrada.
– Ejercicios cerebrales, como rompecabezas o tareas desafiantes.
– Una vida social activa.
El estudio fue publicado el pasado 4 de abril en la revista científica Journal of the American Medical Association.
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