Como cualquier otra araña, cuando una tarántula tienen hambre suele buscar presas de un tamaño apropiado, normalmente otros artrópodos, si bien su gran tamaño le permite también alimentarse de roedores y lagartos (e incluso pájaros).
Tarántula Grammostola devorando a una serpiente de tierra de Almadén (crédito: Gabriela Frazoi Dri).
Científicos de Brasil acaban de sorprender al mundo al mostrar evidencia gráfica de una gran hembra de tarántula Grammostola (Grammostola quirogai) alimentándose de una serpiente de casi cuarenta centímetros de largo.
Esta especie de tarántula en particular carece de veneno, por lo que para acabar con su presa, una serpiente de tierra Almadén (Erythrolamprus almadensis) que tampoco es venenosa, la batalla debió basarse exclusivamente en fuerza bruta y colmillos. A juzgar por la imagen, la araña ganó por K.O., al someter al reptil machacando su carne con sus colmillos de 2 centímetros de largo y exponiendo sus entrañas, antes de licuar su contenido para digerirla más facilmente.
En el trabajo de los investigadores brasileños se puede leer esta épica descripción del combate: “La serpiente (que medía 39,06 centímetros de hocico a cola) fue encontrada muerta, y presentaba daños severos en las regiones anterior y media del cuerpo. La araña se había estado alimentando en estas áreas; por ello se encontraban en un estado avanzado de descomposición debido al proceso de digestión extracorpórea realizado por este arácnido”.
El terrible combate entre ambos animales fue descubierto por el estudiante graduado Leandro Malta Borges, de la Universidad Federal de Santa María en Brasil. Borges y algunos de sus colegas se encontraban en la Serra do Caverá (sur de Brasil), buscando tarántulas como parte de un proyecto de investigación, cuando se tropezaron con una gran hembra de tarántula Grammostola quirogai acurrucada bajo una roca, mientras se aferraba con sus patas a los restos de una serpiente.
En palabras del estudiante que descubrió la escena: “la depredación de una serpiente tan grande en relación al tamaño de la araña, fue algo muy sorprendente para nosotros”.
Los investigadores responsables del hallazgo creen que la serpiente debía estar vagando por el bosque cuando entró accidentalmente en el cubil de la tarántula. El descubrimiento tiene un particular interés científico ya que las tarántulas no suelen alimentarse de serpientes, por lo que existe muy poca documentación de estos encuentros en la naturaleza.
Si eres de los que tienes problemas digestivos cuando la crudeza de una imagen de este tipo te golpea, te recomiendo que no veas la segunda foto con la que LiveScience ilustra la noticia.
Podéis descargar el trabajo publicado en la revista Herpetology Notes por Leandro Malta Borges, Conrado Mario da Rosa, Gabriela Franzoi Dri y Rogério Bertani en este enlace.
El crédito de la imagen que abre este post corresponde a Gabriela Frazoi Dri, una de las coautoras del trabajo.
Fuente: LiveScience/CbsNews.
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