Con fondos del Consejo Europeo de Investigación y del Consejo de Investigación del Entorno Natural, los científicos compararon información genética de perros actuales y de huesos de canes que vivieron en distintas partes del mundo hace miles de años y llegaron a la conclusión de que la domesticación se produjo dos veces.
Los investigadores reconstruyeron el genoma de un perro de tamaño medio de hace 4.800 años a partir de huesos hallados en Irlanda, así como el ADN de otros 59 canes que vivieron entre hace 3.000 y 14.000 años, y los compararon con las estructuras genéticas de 2.500 perros modernos.
Los resultados mostraron una separación genética entre las poblaciones de perros modernos que viven en Europa y el Lejano Oriente, así como la aparición de perros en ambos lugares hace más de 12.000 años.
Sin embargo, no se hallaron pruebas de presencia de perros en Asia central anteriores a hace 8.000 años, lo que descartaría que la domesticación se hubiese producido en sólo uno de los lugares y de ahí se hubiese trasladado al otro.
Se observó, sin embargo, que los perros con origen en China migraron con los humanos y se dispersaron hasta llegar a Europa, donde se mezclaron con los autóctonos e incluso les reemplazaron en gran medida.
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