Comparado con muchos de sus vecinos, el Sol es una estrella relativamente tranquila. Pero un equipo de investigadores de la Universidad de Warwick acaba de demostrar que eso podría cambiar en cualquier momento.
El Sol, de hecho, tiene todo el potencial necesario para emitir lo que los astrónomos conocen como una "súper llamarada". Un fogonazo cuyas consecuencias, por cierto, serían desastrosas para la Tierra y sus habitantes. El trabajo se acaba de publicar en la revista Astrophysical Journal Letters.
Los investigadores llegaron a esta inquietante conclusión tras observar con el telescopio espacial Kepler una descomunal llamarada en una estrella lejana y comprobar que el "súper fogonazo" seguía, sorprendentemente, patrones muy similares a los de las llamaradas solares que conocemos. Algo ciertamente preocupante, ya que las súper llamaradas que los astrónomos observan en ocasiones en otras estrellas son miles de veces más potentes que cualquiera de las registradas hasta ahora en el Sol.
La estrella en cuestión es una binaria llamada KIC9655129. Se encuentra dentro de nuestra galaxia y los científicos sugieren que las similitudes entre la súper llamarada y las llamaradas de nuestro Sol demuestran que la física subyacente podría ser la misma. Lo cual implica que también el Sol sería perfectamente capaz de producir una súper llamarada.
Una llamarada solar típica puede tener una potencia equivalente a la de cien millones de megatones (un megatón equivale a la explosión de un millón de toneladas de TNT). Pero una súper llamarada solar sería muchísimo más fuerte y podría llegar fácilmente a los mil millones de megatones. Si el Sol hiciera una cosa así, todos los sistemas energéticos y de comunicaciones de la Tierra correrían un serio peligro.
Para Chloë Pugh, del Centro para la Fusión, Espacio y Astrofísica de la Universidad de Warwick, que ha dirigido la investigación, "nuestro Sistema Solar está lleno de plasma, o gas ionizado, originado en el Sol y que es el resultado del viento solar y de otras erupciones más violentas, como las llamaradas solares. Se ha observado que otras estrellas que se parecen mucho al Sol producen en ocasiones llamaradas enormes, que conocemos como súper llamaradas. Para saber con certeza si también el Sol es capaz de producir una super llamarada catastrófica, necesitamos determinar si los procesos físicos que hay tras una llamarada común y una súper llamarada son los mismos".
Una llamarada solar común consiste en una serie de pulsos que se producen con regularidad. A menudo, esas pulsaciones se comportan como ondas, con una longitud de onda que está íntimamente relacionada con varias propiedades de la región del Sol que produce la llamarada. El estudio de esas ondas se conoce como Sismología Coronal. "En ocasiones -asegura Pugh-, las llamaradas solares contienen múltiples ondas que se superponen unas a otras. Y hemos encontrado pruebas de que esas ondas múltiples, o periodicidades múltiples, también se producen en algunas super llamaradas estelares, y que las propiedades de esas ondas son consistentes con las que ocurren durante las llamaradas que produce nuestro Sol".
Desastroso para la Tierra
Para la investigadora, "si el Sol llegara a producir una súper llamarada, sería desastroso para la vida en la Tierra. Nuestros sistemas de GPS y de comunicaciones podrían resultar severamente dañados y podría haber grandes apagones como consecuencia de las fuertes corrientes inducidas en las redes eléctricas. Por suerte, es muy improbable que las condiciones necesarias para que se produzca una super llamarada se den en el Sol, según nuestras observaciones de la actividad solar".
Para llegar a sus conclusiones, el equipo de investigadores utilizó el análisis de series temporales para detectar, en los datos recogidos por el telescopio espacial Kepler, los patrones de onda presentes en la curva de luz de la super llamarada de Kic9655129.
Anne-Marie Broomhall, coautora del estudio, explica que "cuando se produce una llamarada, lo que solemos ver es un rápido incremento de intensidad, seguido de un descenso gradual de la misma. Normalmente, la fase de descenso es relativamente suave, pero en ocasiones se producen saltos notables, que llamamos ’pulsaciones cuasi periódicas’ (QPPs). Utilizamos distintas técnicas para evaluar la periodicidad y la significancia estadística de estas QPPs".
La investigación reveló en Kic9655129 no una, sino dos periodicidades significativas, con menos del 1% de probabilidad de que esas pulsaciones fueran observadas por casualidad. "A continuación, elaboramos un modelo para la curva de luz de la llamarada que describía tanto la fase de descenso como las dos periodicidades. Los dos periodos eran de 78 y 32 minutos, respectivamente. Y sus propiedades, así como sus tiempos de desintegración, eran independientes".
Para Broomhall, "la explicación más plausible para la presencia de dos periodicidades independientes es que los QPPs fueran causados por oscilaciones magnetohidrodinámicas (MHD), que se observan con mucha frecuencia en las llamaradas que produce nuestro Sol. Este resultado, por lo tanto, indica que tanto en las llamaradas solares como en las súper llamaradas estelares están involucrados los mismos procesos físicos. Y eso apoya la hipótesis de que el Sol sería capaz, en potencia, de producir una súper llamarada devastadora".
Fuente: abc
Los investigadores llegaron a esta inquietante conclusión tras observar con el telescopio espacial Kepler una descomunal llamarada en una estrella lejana y comprobar que el "súper fogonazo" seguía, sorprendentemente, patrones muy similares a los de las llamaradas solares que conocemos. Algo ciertamente preocupante, ya que las súper llamaradas que los astrónomos observan en ocasiones en otras estrellas son miles de veces más potentes que cualquiera de las registradas hasta ahora en el Sol.
La estrella en cuestión es una binaria llamada KIC9655129. Se encuentra dentro de nuestra galaxia y los científicos sugieren que las similitudes entre la súper llamarada y las llamaradas de nuestro Sol demuestran que la física subyacente podría ser la misma. Lo cual implica que también el Sol sería perfectamente capaz de producir una súper llamarada.
Una llamarada solar típica puede tener una potencia equivalente a la de cien millones de megatones (un megatón equivale a la explosión de un millón de toneladas de TNT). Pero una súper llamarada solar sería muchísimo más fuerte y podría llegar fácilmente a los mil millones de megatones. Si el Sol hiciera una cosa así, todos los sistemas energéticos y de comunicaciones de la Tierra correrían un serio peligro.
Para Chloë Pugh, del Centro para la Fusión, Espacio y Astrofísica de la Universidad de Warwick, que ha dirigido la investigación, "nuestro Sistema Solar está lleno de plasma, o gas ionizado, originado en el Sol y que es el resultado del viento solar y de otras erupciones más violentas, como las llamaradas solares. Se ha observado que otras estrellas que se parecen mucho al Sol producen en ocasiones llamaradas enormes, que conocemos como súper llamaradas. Para saber con certeza si también el Sol es capaz de producir una super llamarada catastrófica, necesitamos determinar si los procesos físicos que hay tras una llamarada común y una súper llamarada son los mismos".
Una llamarada solar común consiste en una serie de pulsos que se producen con regularidad. A menudo, esas pulsaciones se comportan como ondas, con una longitud de onda que está íntimamente relacionada con varias propiedades de la región del Sol que produce la llamarada. El estudio de esas ondas se conoce como Sismología Coronal. "En ocasiones -asegura Pugh-, las llamaradas solares contienen múltiples ondas que se superponen unas a otras. Y hemos encontrado pruebas de que esas ondas múltiples, o periodicidades múltiples, también se producen en algunas super llamaradas estelares, y que las propiedades de esas ondas son consistentes con las que ocurren durante las llamaradas que produce nuestro Sol".
Desastroso para la Tierra
Para la investigadora, "si el Sol llegara a producir una súper llamarada, sería desastroso para la vida en la Tierra. Nuestros sistemas de GPS y de comunicaciones podrían resultar severamente dañados y podría haber grandes apagones como consecuencia de las fuertes corrientes inducidas en las redes eléctricas. Por suerte, es muy improbable que las condiciones necesarias para que se produzca una super llamarada se den en el Sol, según nuestras observaciones de la actividad solar".
Para llegar a sus conclusiones, el equipo de investigadores utilizó el análisis de series temporales para detectar, en los datos recogidos por el telescopio espacial Kepler, los patrones de onda presentes en la curva de luz de la super llamarada de Kic9655129.
Anne-Marie Broomhall, coautora del estudio, explica que "cuando se produce una llamarada, lo que solemos ver es un rápido incremento de intensidad, seguido de un descenso gradual de la misma. Normalmente, la fase de descenso es relativamente suave, pero en ocasiones se producen saltos notables, que llamamos ’pulsaciones cuasi periódicas’ (QPPs). Utilizamos distintas técnicas para evaluar la periodicidad y la significancia estadística de estas QPPs".
La investigación reveló en Kic9655129 no una, sino dos periodicidades significativas, con menos del 1% de probabilidad de que esas pulsaciones fueran observadas por casualidad. "A continuación, elaboramos un modelo para la curva de luz de la llamarada que describía tanto la fase de descenso como las dos periodicidades. Los dos periodos eran de 78 y 32 minutos, respectivamente. Y sus propiedades, así como sus tiempos de desintegración, eran independientes".
Para Broomhall, "la explicación más plausible para la presencia de dos periodicidades independientes es que los QPPs fueran causados por oscilaciones magnetohidrodinámicas (MHD), que se observan con mucha frecuencia en las llamaradas que produce nuestro Sol. Este resultado, por lo tanto, indica que tanto en las llamaradas solares como en las súper llamaradas estelares están involucrados los mismos procesos físicos. Y eso apoya la hipótesis de que el Sol sería capaz, en potencia, de producir una súper llamarada devastadora".
Fuente: abc
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