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La inexplicable muerte de 85.000 antílopes

Una sorprendente mortandad, de la que no se conoce la causa, está atacando a los antílopes saiga en Kazajistán

Los antílopes saiga (Saiga tatarica) son unos curiosos herbívoros. Por la cara que tienen, más que por otra cosa. Lo que no les convertiría en noticia, si no fuese porque unos 85.000 individuos han aparecido muertos, y no se conoce la causa. Si la cosa sigue a este ritmo, pueden extinguirse en las próximas semanas.

Una causa posible es que se trate de una infección. De hecho es lo más probable. Incluso se tiene un candidato, una bacteria llamada Pasteurella sp. Lo que llama la atención es que es un patógeno que estaba presente en la zona, incluso infectaba a los saigas, pero nunca con tanta virulencia.

Por norma general, la pasteurellosis la sufren animales debilitados. Bien por vejez, por otras enfermedades previas, o por mala alimentación. Es lo que se conoce como una infección oportunista. Pero resulta difícil pensar que 85.000 animales estuviesen en esta situación. Así que, de momento, es simplemente la hipótesis más razonable.


La especie ya tenía la consideración de amenazada. En concreto, se la considera en peligro de extinción, una de las categorías de mayor preocupación. Pero en este caso, lo estaba por un problema bien conocido: la caza furtiva.

A partir de la década de 1990, la caza ilegal de este animal se hizo cada vez más común. Se llegó a este punto por la caída de la Unión Soviética, que tenía unas regulaciones muy estrictas sobre la cantidad de animales que se podían matar.

En 2003 se llegó al punto más bajo para la población. El censo total daba 21.000 animales únicamente. Pero los esfuerzos por conservar la especie y evitar el furtiveo dieron sus resultados. Las poblaciones comenzaron a recuperarse.

Entre otras cosas, por la sorprendente capacidad que tienen estos animales de criar rápidamente cuando las condiciones son favorables. Ni siquiera buenas, con que sean favorables les basta. Debido al lugar en el que viven, con inviernos durísimos y veranos muy secos, aprovechan cualquier respiro para criar, y la supervivencia de las crías es mayor de los esperable.

Los números se recuperaron, sí. Pero la especie sufrió una drástica reducción de la diversidad genética. Este es el temor que tienen los conservacionistas: que este nuevo descenso de las poblaciones no sea recuperable, debido a la baja diversidad genética.

De momento, y para tratar de entender qué está ocurriendo, y qué se puede hacer para salvar la especie, científicos de todo el mundo se han desplazado hasta la zona. Esperemos que sean capaces de dar con alguna solución.

yahoo

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