La desoxigenación marina que se produjo hace entre 10.000 y 17.000 años, durante la última desglaciación, es la más relevante hasta la actualidad. Prueba de ello, son los sedimentos hallados en la cuenca de Santa Barbara (EE UU) en el océano Pacífico que registraron variaciones abruptas en sus contenidos de material fósil.Sarah Moffit, investigadora en la Universidad de California (EE UU) y autora principal del estudio que publica PNAS, indica que “el último periodo de desglaciación es un banco de pruebas excelente debido a los cambios en el volumen de oxígeno que se dieron durante esta época”.
La magnitud del cambio se puede medir en el porcentaje de variación en algunas de las especies que han aparecido fosilizadas. Los sedimentos en el suelo oceánico indican que en las zonas por debajo el umbral hipóxico (volumen mínimo de oxígeno) las comunidades de invertebrados disminuyen abruptamente.
Según el estudio, en las etapas de desglaciación –donde el volumen de O2 en el océano se reduce– los invertebrados fueron sustituidos por comunidades de foraminíferos (otro tipo de invertebrado) que se adaptan bien a los ambientes químicos extremos que se encuentra en ciertos márgenes continentales con regímenes específicos de oxigenación.
Cuando las concentraciones de oxígeno son bajas, la densidad de estos diminutos animales marinos aumenta gracias a un mayor acceso a los alimentos y a la escasez de competidores invertebrados y los depredadores. Estos datos demuestran que la diversidad de la fauna oceánica de los márgenes continentales está, en parte, controlada por la distribución y el consumo de oxígeno.
La desoxigenación oceánica es un proceso predecible dentro del cambio climático producido por el hombre. Según el inventario mundial de oxígeno, en los océanos se prevé que disminuya entre un 1 y un 7% para el año 2100. “En décadas o siglos la diversidad y abundancia de los ecosistemas del fondo marino desaparecería y su recuperación tardaría más de mil años”, apunta a Sinc Moffitt quien añade que el cambio climático oceánico antropogénico tiene implicaciones permanentes a escalas de tiempo humanas.
El estudio advierte sobre los riesgos catastróficos que tendrá el actual calentamiento global provocado por el hombre en el ecosistema marino. Por ello, “es necesario reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Debe existir consenso a nivel internacional y despolitizar la ciencia para aportar soluciones al cambio climático”, concluye la estadounidense.
Fuente: SINC
Cuando las concentraciones de oxígeno son bajas, la densidad de estos diminutos animales marinos aumenta gracias a un mayor acceso a los alimentos y a la escasez de competidores invertebrados y los depredadores. Estos datos demuestran que la diversidad de la fauna oceánica de los márgenes continentales está, en parte, controlada por la distribución y el consumo de oxígeno.
La desoxigenación oceánica es un proceso predecible dentro del cambio climático producido por el hombre. Según el inventario mundial de oxígeno, en los océanos se prevé que disminuya entre un 1 y un 7% para el año 2100. “En décadas o siglos la diversidad y abundancia de los ecosistemas del fondo marino desaparecería y su recuperación tardaría más de mil años”, apunta a Sinc Moffitt quien añade que el cambio climático oceánico antropogénico tiene implicaciones permanentes a escalas de tiempo humanas.
El estudio advierte sobre los riesgos catastróficos que tendrá el actual calentamiento global provocado por el hombre en el ecosistema marino. Por ello, “es necesario reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Debe existir consenso a nivel internacional y despolitizar la ciencia para aportar soluciones al cambio climático”, concluye la estadounidense.
Fuente: SINC
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