Venus, el planeta gemelo a la Tierra (al menos en tamaño) podría ser un vergel si ocupase la órbita marciana. El planeta rojo perdió su agua y atmósfera debido a su pequeño tamaño, algo que no le habría sucedido a Venus.
Sin embargo, el segundo planeta más próximo al sol quedó fuera de la zona habitable, y lo que podía ser un mundo prometedor para la aparición de vida se transformó en un infierno perpetuamente cubierto de una densa atmósfera de gases invernadero (CO2 principalmente), que llevan a que la temperatura en su superficie supere en ocasiones largamente los 450ºC y a que su presión atmosférica sea 90 veces superior a la de la Tierra.
¿Cómo esquivar esa cortina atmosférica para estudiar los rasgos geológicos de la superficie venusiana? La respuesta es el radar. Ahora, el NRAO hace públicas unas imágenes de radar conseguidas desde observatorios terrestres en 2012 que muestran un aspecto de Venus pocas veces visto.
Venus, que en estos días se muestra por el oeste tras la puesta de sol como la primera "estrella" que puede verse (entrecomillo porque obviamente no lo es), refleja habitualmente mucha luz solar precisamente a causa de su densa capa de nubes.
Y esas nubes son también las que han hecho quehistóricamente haya habido un gran interés por conocer detalles de la superficie oculta del segundo planeta rocoso más próximo al sol.
Los soviéticos, con sus sondas Venera a comienzos de los 80, y más tarde los norteamericanos a comienzos de la década de los 90 con la sonda Magallanes de la NASA, aportaron datos increíblemente detallados del terreno rugoso que cubre Venus.
Los soviéticos, con sus sondas Venera a comienzos de los 80, y más tarde los norteamericanos a comienzos de la década de los 90 con la sonda Magallanes de la NASA, aportaron datos increíblemente detallados del terreno rugoso que cubre Venus.
Sin embargo, tanto rusos como americanos carecían de la habilidad para detectar los cambios producidos en una superficie en perpetua transformación. Algunos de esos cambios pueden ser muy repentinos, y podrían indicar la acción de procesos geológicos o relacionados con el clima, específicos de este brumoso planeta.
Por fortuna, la mejora en las tecnologías de observación por radioastronomía permite que ahora los científicos no tengan que emprender costosas misiones a Venus para observar los cambios que experimenta su oculta superficie. Los nuevos vigías tienen su base firme en la Tierra, y algunos son tan conocidos como el Observatorio de Arecibo en Puerto Rico, famoso por contar con la mayor antena de radiotelescopía de todo el planeta. Otro de los "platos" empleados para observar Venus es el Telescopio Green Bank con sede en Virginia Occidental. Comparando los datos obtenidos en observaciones realizadas en los años 1988, 1999, 2001 y más recientemente 2012, los investigadores pueden captar pistas que indiquen procesos capaces de alterar superficialmente a nuestro vecino.
Con las imágenes obtenidas ese último año han realizado la proyección que aparece en la primera de las imágenes. El "hachazo" diagonal en negro que divide a Venus en dos se debe a que algunas áreas se encuentran demasiado cercanas al "ecuador" Doppler, lo que impide obtener datos visuales con buena resolución.
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Imagen por radar de los Montes Maxwell, la cadena montañosa más alta de Venus tal cual fue captada desde el observatorio |
Con las imágenes obtenidas ese último año han realizado la proyección que aparece en la primera de las imágenes. El "hachazo" diagonal en negro que divide a Venus en dos se debe a que algunas áreas se encuentran demasiado cercanas al "ecuador" Doppler, lo que impide obtener datos visuales con buena resolución.
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