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Más misterio en las galaxias enanas cercanas a la nuestra y en el propio universo

  • L as galaxias enanas en órbita a la Vía Láctea y las que giran en torno a la galaxia de Andrómeda desafían el modelo de formación galáctica más aceptado por la comunidad científica, y recientes intentos teóricos de hacerlas encajar en dicho modelo tienen fallos. Ésta es la conclusión a la que ha llegado un equipo internacional de astrofísicos.
Según ese modelo sobre el origen y la evolución del universo, el 23 por ciento de la masa de este último está formado por partículas invisibles conocidas como materia oscura.

Este modelo, conocido también como modelo de la materia oscura fría lambda, defiende la idea de que las galaxias satélite enanas de la Vía Láctea y de Andrómeda se formaron dentro de pequeños grumos o halos de materia oscura, y que esos grumos deberían estar distribuidos al azar en ambas así como en el entorno inmediato de una u otra, y moverse en direcciones aleatorias.
Sin embargo, lo que han observado Marcel Pawlowski, de la Universidad Case Western Reserve, en Cleveland, Ohio, Estados Unidos, David Merritt del Instituto Tecnológico de Rochester en el mismo país, y sus colegas de instituciones de seis naciones, es muy distinto. Las galaxias enanas que pertenecen a la Vía Láctea y a Andrómeda parecen estar orbitando en estructuras enormes y delgadas en forma de disco.

El modelo cosmológico estándar es el marco de referencia para muchas generaciones de científicos, algunos de los cuales están empezando a cuestionar su habilidad de reproducir de forma precisa lo que se observa en el universo cercano. Merritt se alinea junto al pequeño pero creciente grupo que cuestiona el paradigma aceptado.

Los resultados del nuevo estudio tienden a favorecer un modelo alternativo y mucho más antiguo: Una colisión entre dos galaxias, en el pasado distante del Grupo Local de galaxias. La colisión pudo arrancar material de las galaxias y haberlo lanzado a gran distancia. Los "jirones" resultantes dieron lugar a las galaxias enanas. Este modelo "clásico" puede explicar, y de manera más sencilla, por qué las galaxias satélite observadas giran en torno a la Vía Láctea o a Andrómeda en discos delgados.

En realidad, de la naturaleza de la materia oscura no se sabe casi nada. Las conjeturas sobre la misma se pueden agrupar en dos teorías principales. Una de ellas, en los últimos tiempos la favorita, es la de la materia oscura fría, y fue propuesta a mediados de la década de 1980. Esta teoría sostiene, entre otras cosas, que inmediatamente después del Big Bang, las partículas de materia oscura adoptaron velocidades bajas.

La teoría de la materia oscura caliente es parecida, aunque defiende que tras el Big Bang las partículas de materia oscura mantuvieron velocidades relativamente altas.

Con uno u otro tipo de materia oscura en escena, la evolución inicial del universo pudo ser muy diferente.

Fuente: noticiasdelaciencia

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