- Martin Rees (York, Reino Unido, 1942) tiene la mirada viva de quien va un paso por delante. Lo suficiente como para ser consciente de lo que nunca alcanzará a comprender. Pide humildad ante cada reto intelectual inalcanzable.
«Igual que un mono no puede entender la mecánica cuántica, puede que haya cosas que nosotros no podemos entender», dice con modestia sincera. Es Astrónomo Real de Reino Unido desde hace 20 años, profesor emérito de Cosmología y Astrofísica de la Universidad de Cambridge, escritor de éxito y tantas cosas más.
Fue compañero de tesis doctoral de Stephen Hawking y suyo fue el trabajo que permitió desechar la teoría del Universo Estacionario que competía con la del Big Bang, lo que permitió concentrar los esfuerzos en una única dirección que cada vez se muestra más acertada. Acaba de visitar Madrid para impartir la conferencia de clausura del ciclo La ciencia del cosmos en la Fundación BBVA. Y no se corta cuando pone un pie fuera de la Astronomía para tomarle el pulso al efecto de la actividad humana sobre la Tierra.
¿Qué provocará Nuestra última hora?
¿Qué provocará Nuestra última hora?
Bueno, ese es el título que le pusieron en EEUU a un libro que había escrito muchos años antes... (risas)
Este siglo es peligroso porque cada vez somos más seres humanos en la Tierra consumiendo más comida, más recursos y afectando al clima. Así que de manera colectiva podemos tener un efecto devastador sobre el medio ambiente. Pero, además, con la tecnología cada día más poderosa, incluso muy poca gente podría causar una catástrofe global. Vivimos en un mundo muy interconectado en el que un grupo muy reducido de gente armada con la biotecnología que tendremos dentro de 50 años podría provocar un cataclismo. La ciencia tiene un potencial fantástico para mejorar nuestras vidas, pero también es capaz de suponer un grave peligro.
¿Piensa en amenazas biológicas, enfermedades creadas...?
Esa es una posibilidad. La creación de una pandemia que suponga una amenaza seria. Pero peor sería la modificación de sistemas naturales para hacerlos más peligrosos. Eso podría hacerlo un grupo pequeño de gente con herramientas bastante comunes.
Quizá hubo quien pensaba igual de la tecnología nuclear...
Sí mucha gente lo hizo. Pero hacen falta cientos de miles de personas para hacer una bomba atómica. Es muy difícil. El problema es que crear un arma biológica, un patógeno muy mortífero, requiere poquísima gente. Y el instrumental es el mismo que existe para muchas otras cosas, como para investigar con fines médicos. Tenemos suerte de que las armas nucleares sean muy complicadas de hacer (sonríe).
¿Hay vida extraterrestre?
No sabemos cómo empezó la vida, incluso en la Tierra. Entendemos cómo evolucionó desde formas simples hasta la biosfera actual. Pero no sabemos qué provocó la transición de la química compleja al primer organismo capaz de metabolizar y reproducirse. Espero que podamos entenderlo en los próximos 10 años. En ese caso tendremos una mejor idea de la forma más probable de que la vida hubiera empezado en otros lugares.
¿Algún candidato firme?
Hace 20 años no sabíamos nada de esto, pero ahora podemos decir que hay unos mil millones de planetas más o menos como la Tierra alrededor de estrellas dentro y fuera de nuestra galaxia. Y, por supuesto, todos ellos son posibles lugares donde la vida pudo o puede comenzar. No sabemos cómo puede ser esa vida, pero es algo emocionante en lo que trabajar para los biólogos. Ahora sólo podemos detectar esos planeta de forma indirecta. Pero cuando tengamos la siguiente generación de telescopios se podrán observar directamente desde la Tierra.
Quizá habrá que buscar formas de vida diferentes a las terrestres.
Claro, sin lugar a dudas. Una cosa importante que hemos aprendido con la Astronomía es que hay más tiempo en el futuro del que ha habido en el pasado. El ser humano no es el fin de la historia. No podemos vernos como el final de la evolución, sino más bien como el principio. No tenemos ni idea de lo que puede surgir. Quizá sea algo orgánico o basado en el silicio, como los ordenadores, o quizá sea algo que no podemos comprender. Igual que un mono no puede entender la mecánica cuántica, puede que haya cosas que nosotros no podemos entender. Tenemos que ser modestos.
¿Y cuando el sol se apague?
Dentro de 6.000 millones de años el Sol se convertirá en un gigante rojo, se inflará y alcanzará a los planetas acabando con la vida en la Tierra. Después morirá. Pero no creo que haya demasiados seres humanos por allí. Así que la vida post ser humano, si es que existe alguna forma de vida en ese momento, tendrá que abandonar el planeta y dispersarse por otros lugares de la galaxia para esa época. Si la vida es algo tan raro, puede que la Tierra no sea sólo una pequeña e insignificante parte del Universo. Puede que sea algo muy importante, no sólo para nosotros, sino también para el Cosmos. Puede que tengamos una responsabilidad cósmica de mantener la vida (risas).
Si pudiese elegir una misión espacial sin limites económicos...
Llevaría fábricas robóticas a Marte o a otros lugares para poder producir allí: paneles solares, módulos, naves...
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