- A muchas personas que disfrutan con los dinosaurios les surge, en un momento dado, el interés por visitar el lugar de su hallazgo.
En los museos aprecian la espectacularidad de los huesos expuestos y allí reciben información delos seres que hace millones de años dotaron de movimientos a lo que ahora contemplamos como fósiles. En algunas ocasiones, los huesos están acompañados de atractivas imágenes de las excavaciones que los sacaron a la luz. Pero, aún así, no es raro que la curiosidad derive en los deseos de conocer un yacimiento real de huesos de dinosaurios.
Aunque en ocasiones pueden programarse visitas a yacimientos en los que se han recuperado importantes restos esqueléticos, el resultado suele ser decepcionante pues lo que se puede mostrar es un lugar dónde ya no están los huesos. Es decir, un agujero en el terreno o, incluso, ni siquiera eso, cuando se ha restituido relieve tras la excavación o se ha cubierto con sedimentos para evitar el acceso incontrolado a la capa fosilífera o para protegerlo de los efectos de la meteorización.
El caso más radical de "camuflaje" seguramente lo merece el yacimiento de La Canaleta, situado en la Sierra de Gúdar turolense. Allí se recuperó parte del esqueleto de un ejemplar deTastavinsaurus sanzi, un saurópodo del que sólo se conocían anteriormente huesos de la mitad posterior. Como aquí fosilizaron también restos de la parte anterior, su descripción se publicó en la revista Cretaceous Research y una de sus patas se instaló en la exposición de Dinópolis.
Ahora bien ¿qué podemos mostrar del yacimiento de procedencia de tan interesantes fósiles? Un camino. Los huesos se encontraron en un camino frecuentemente transitado -de modo que la primera excavación la realizaron las ruedas de los vehículos- y, tras el correspondiente desvío transitorio del tráfico, la excavación y la restitución del entorno, el yacimiento que podemos enseñar es un simple y útil camino.
Sin embargo, en algunos casos muy especiales, se ha tenido la perspicacia de excavar un yacimiento de dinosaurios pensando no sólo en su investigación o exhibición en museos sino en los visitantes que podrían disfrutarlos en el futuro en el propio lugar de su hallazgo. Seguramente el caso más conocido y popular de todo el mundo se encuentra en Utah, donde el paleontólogo Earl Douglass, que trabajaba para el Museo Carnegie de Pittsburg, Pennsilvania, encontró el mayor yacimiento conocido de huesos de dinosaurios del Jurásico.
La sagaz visión de Douglass le llevó a escribir "sería apropiado que los huesos de dinosauriosse expusieran tal y cómo fueron enterrados... para revelar algo de sus vidas y de sus entornos. Sería apropiado construir un edificio sobre ellos para protegerlos... y ayudar a apreciar las maravillas de la naturaleza". En 1915 el yacimiento fue proclamado monumento nacional con el nombre de Dinosaur National Monument y, aunque Douglass falleció en 1931 sin llegar a ver convertida su visión en realidad, ésta se llevó a cabo entre 1933 y 1938.
La sagaz visión de Douglass le llevó a escribir "sería apropiado que los huesos de dinosauriosse expusieran tal y cómo fueron enterrados... para revelar algo de sus vidas y de sus entornos. Sería apropiado construir un edificio sobre ellos para protegerlos... y ayudar a apreciar las maravillas de la naturaleza". En 1915 el yacimiento fue proclamado monumento nacional con el nombre de Dinosaur National Monument y, aunque Douglass falleció en 1931 sin llegar a ver convertida su visión en realidad, ésta se llevó a cabo entre 1933 y 1938.
En este yacimiento se extrajeron innumerables fósiles de más de 400 dinosaurios destinados a diferentes instituciones. Pero en el lugar original -y cubierto por el edificio que soñó Douglass- quedan más de 1.500 huesos de Camarasaurus, Apatosaurus, Diplodocus, Camptosaurus, Allosaurus, Torvosaurus... accesibles al visitante, de modo que constituyen tanto una notabilísima representación de los dinosaurios de la Formación Morrison como un verdadero "dos por uno" (museo y yacimiento a la vez), apreciado por centenares de miles de visitantes al año.
Fuente: el mundo
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