- Las marcas en una cueva de Gibraltar desvelan su pensamiento simbólico
En el fondo de una cueva de Gibraltar se ha descubierto un grabado en la roca, un conjunto de líneas entrecruzadas que alguien hizo intencionada y laboriosamente hace unos 40.000 años. Ese alguien debió ser neandertal. Es el primer ejemplo que se conoce de un diseño abstracto grabado por aquella especie europea anterior a los humanos modernos, nuestra especie, afirman los científicos que lo han descubierto y analizado a fondo. Y el hallazgo da un vuelco sobre lo que a menudo se ha considerado que serían las capacidades y limitaciones mentales de los neandertales.
Lo resumen los mismos científicos: “La confección de dibujos pintados o grabados a propósito en las paredes de las cuevas —una manera de dejar constancia y transmitir códigos simbólicos de manera perdurable— se considera un paso cognitivo fundamental de la evolución humana. Este comportamiento, considerado exclusivo de los humanos modernos, se ha utilizado como argumento a favor de las diferencias cognitivas significativas entre nuestros ancestros directos y los homínidos arcaicos que fueron sus contemporáneos, incluidos los neandertales”, escriben su la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense. Esta aparente incapacidad de los neandertales para el pensamiento y la expresión abstracta es lo que se rompe con el grabado de la cueva de Gorham, en la cara oriental de Gibraltar, asomada hacia el Mediterráneo.
Son ocho marcas profundas hechas en la roca cruzadas por dos grupos de tres y otras dos líneas cortas, lo que encontraron, en el verano de 2012, Joaquín Rodríguez-Vidal (Universidad de Huelva) y sus colegas, de diversas instituciones europeas. El grabado ocupa un área de unos 300 centímetros cuadrados y está, horizontalmente, en el centro de una plataforma natural, que se eleva unos 40 centímetros sobre el suelo, en el fondo de la cueva.
Las diversas técnicas de datación aplicadas por los científicos a la roca y los sedimentos —con inequívocos restos de industria lítica de los neandertales— que cubría el grabado ha permitido fijar su edad en unos 40.000 años. Y los exhaustivos análisis y pruebas realizadas no solo excluyen que sean rasgos naturales en la roca o que se trate de marcas residuales de alguna otra actividad sobre esa plataforma, sino que indican cómo realizaron. “El que lo hizo, no era la primera vez que lo hacía y, posiblemente, lo grabó entero de una vez”, comentó Rodríguez-Vidal a EL PAÍS.
Una suposición sobre su significado sería aventurado”, dice investigador
Para estar seguros de la autenticidad del hallazgo los arqueólogos reprodujeron las marcas del grabado utilizando punzones de piedra neandertales (piezas halladas en la parte más exterior de la cueva y “fuera de contexto”, es decir, de difícil utilidad científica). También probaron con otras piedras pero el resultado no era el mismo. Así, concluyen que el autor dio al menos 54 golpes con una punta dura de piedra para hacer las líneas más profundas y, en total, más de 300 percusiones.
¿Qué significarían esas líneas cruzadas? “Al nivel actual de la investigación, el hacer una suposición de su significado sería aventurado”, dice Rodríguez-Vidal.
Ya se conocían indicios “indirectos” de pensamiento simbólico de los neandertales como el uso de pigmentos negros y rojos, conchas marinas coloreadas y agujereadas así como marcas producidas al extraer plumas de las aves, apuntan los científicos. “Pero los grabados de la cueva de Gorham representan el primer ejemplo directamente demostrable en que un grabado abstracto técnicamente elaborado, realizado consistente y cuidadosamente, requiriendo una acción prolongada y concentrada, se ha hecho en la roca de una cueva”, afirman.
Hace dos años, unas nuevas dataciones de diferentes muestras de arte rupestre de Asturias y Cantabria mostraron que algunas de ellas son más antiguas de lo que se pensaba, situándose en una franja temporal (algo más de 40.000 años) en la que aún había neandertales. Así, ya no cabría decir, desde el punto de vista cronológico, que esas pruebas de la mente simbólica solo las pudieron hacer los humanos modernos. El grabado de la Gorham, demuestra, señalan los científicos, la autoría y la capacidad mental de aquellos remotos europeos extinguidos.
Lo resumen los mismos científicos: “La confección de dibujos pintados o grabados a propósito en las paredes de las cuevas —una manera de dejar constancia y transmitir códigos simbólicos de manera perdurable— se considera un paso cognitivo fundamental de la evolución humana. Este comportamiento, considerado exclusivo de los humanos modernos, se ha utilizado como argumento a favor de las diferencias cognitivas significativas entre nuestros ancestros directos y los homínidos arcaicos que fueron sus contemporáneos, incluidos los neandertales”, escriben su la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense. Esta aparente incapacidad de los neandertales para el pensamiento y la expresión abstracta es lo que se rompe con el grabado de la cueva de Gorham, en la cara oriental de Gibraltar, asomada hacia el Mediterráneo.
Son ocho marcas profundas hechas en la roca cruzadas por dos grupos de tres y otras dos líneas cortas, lo que encontraron, en el verano de 2012, Joaquín Rodríguez-Vidal (Universidad de Huelva) y sus colegas, de diversas instituciones europeas. El grabado ocupa un área de unos 300 centímetros cuadrados y está, horizontalmente, en el centro de una plataforma natural, que se eleva unos 40 centímetros sobre el suelo, en el fondo de la cueva.
Las diversas técnicas de datación aplicadas por los científicos a la roca y los sedimentos —con inequívocos restos de industria lítica de los neandertales— que cubría el grabado ha permitido fijar su edad en unos 40.000 años. Y los exhaustivos análisis y pruebas realizadas no solo excluyen que sean rasgos naturales en la roca o que se trate de marcas residuales de alguna otra actividad sobre esa plataforma, sino que indican cómo realizaron. “El que lo hizo, no era la primera vez que lo hacía y, posiblemente, lo grabó entero de una vez”, comentó Rodríguez-Vidal a EL PAÍS.
Una suposición sobre su significado sería aventurado”, dice investigador
Para estar seguros de la autenticidad del hallazgo los arqueólogos reprodujeron las marcas del grabado utilizando punzones de piedra neandertales (piezas halladas en la parte más exterior de la cueva y “fuera de contexto”, es decir, de difícil utilidad científica). También probaron con otras piedras pero el resultado no era el mismo. Así, concluyen que el autor dio al menos 54 golpes con una punta dura de piedra para hacer las líneas más profundas y, en total, más de 300 percusiones.
¿Qué significarían esas líneas cruzadas? “Al nivel actual de la investigación, el hacer una suposición de su significado sería aventurado”, dice Rodríguez-Vidal.
Ya se conocían indicios “indirectos” de pensamiento simbólico de los neandertales como el uso de pigmentos negros y rojos, conchas marinas coloreadas y agujereadas así como marcas producidas al extraer plumas de las aves, apuntan los científicos. “Pero los grabados de la cueva de Gorham representan el primer ejemplo directamente demostrable en que un grabado abstracto técnicamente elaborado, realizado consistente y cuidadosamente, requiriendo una acción prolongada y concentrada, se ha hecho en la roca de una cueva”, afirman.
Hace dos años, unas nuevas dataciones de diferentes muestras de arte rupestre de Asturias y Cantabria mostraron que algunas de ellas son más antiguas de lo que se pensaba, situándose en una franja temporal (algo más de 40.000 años) en la que aún había neandertales. Así, ya no cabría decir, desde el punto de vista cronológico, que esas pruebas de la mente simbólica solo las pudieron hacer los humanos modernos. El grabado de la Gorham, demuestra, señalan los científicos, la autoría y la capacidad mental de aquellos remotos europeos extinguidos.
Fuente: El país
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