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El SOS de las golondrinas

  • Más de 10 millones de ejemplares han desaparecido en la última década en España.
  • Cada vez tiene más dificultades para encontrar alimentos y lugares adecuados donde anidar y criar
La actividad humana está acorralando a la golondrina común, un ave migratoria cuyo canto llega con la primavera a nuestro país. Su situación actual es alarmante, ya que en España han desaparecido más de 10 millones de ejemplares durante los últimos diez años. Pero en otros países el panorama es todavía más desalentador. De hecho, los habitantes de Londres ya no oyen su áspero "prrrrr", pues la consideran extinta en la zona.

Estos preocupantes datos han sido presentados esta semana por la organización ecologista SEO/Birdlife, que ha elegido a la golondrina común, Hirunda rustica, como «Ave del año 2014». Según sus expertos, el número de ejemplares desaparecidos representa un descenso del 33% de la población en España. Hace una década, había 30 millones de golondrinas en nuestro país, pero desde entonces han ido desapareciendo al ritmo de un millón de ejemplares al año.

Esta especie emblemática migra desde África, en un arduo trayecto de 30 días (durante el que debe cruzar el desierto del Sáhara), y llega a Europa en busca del calor primaveral. Es en el continente europeo donde busca lugares donde criar como granjas, periferias de pueblos, ciudades pequeñas e incluso urbanizaciones. Sin embargo, el uso de insecticidas en la agricultura, el abandono de las zonas ruralesy la construcción de nuevos edificios afectan negativamente a las golondrinas. De hecho, la falta de insectos les deja sin alimento, y las ciudades están repletas de obstáculos que les impiden anidar y criar. En los entornos urbanos no encuentran los recursos necesarios para construir sus nidos, ni tampoco los lugares adecuados para mantener a sus crías resguardadas.
«Como veíamos un gran número de ejemplares a ninguno nos preocupaba [el estado de conservación de esta especie], pero al estudiar los datos hemos dado con un problema enorme», asegura Juan Carlos del Moral, coordinador del estudio sobre el seguimiento de las aves de SEO/Birdlife. «Nos hemos cargado toda la cadena trófica de la fauna. No tienen insectos para alimentarse y esto afecta al sistema dinámico de la fauna», asegura. «Si eliminamos la biodiversidad, solo quedaremos los humanos, las palomas y las ratas», añade.

«Sin alimentos, el número de puestas y de crías disminuirá. Si antes una golondrina ponía 3 o 4 pollos, ahora pondrán 1 o 2», se lamenta Del Moral. «El problema lo estamos originando nosotros». El futuro de la golondrina común, Hirunda rustica, podría ser catastrófico, ya que en muy pocas décadas podrían desaparecer. «Nos podríamos quedar sin ellas, aunque confiamos en que esto no pase. Por ello, debemos defender el mundo agrario».

Según señalan desde SEO/Birdlife, uno de sus principales objetivos es luchar por un sistema de producción sostenible y hacer que «los campos estén más vivos», ante la última reforma en materia de Política Agraria Común (PAC) impulsada por la Unión Europea.
Un geolocalizador para determinar su trayectoria

Para poder determinar con exactitud el número de ejemplares que se han ido perdiendo a lo largo de los años, el equipo de SEO/Birdlife realizó un censo de la golondrina durante más de una década en toda España a partir del programa Sacre (Seguimiento de Aves Comunes en Primavera). Gracias a los datos recogidos, no solo han detectado el alarmante descenso de la población, sino que también han desvelado cómo esta ave se distribuye por toda la Península Ibérica, Ceuta, Melilla e Islas Baleares, y en contadas ocasiones por las Islas Canarias.

Además, los ornitólogos de esta organización colocaron geolocalizadores en la espalda de ocho golondrinas (de las cuales solo recogieron dos) , lo que les ha permitido conocer la ruta que realizan hasta llegar a España y su lugar origen: Senegal, Gambia y Chad.

El geolocalizador se coloca en la espalda de la golondrina y pesa menos de 0'6 gramos

Asunción Ruiz, directora ejecutiva de la fundación SEO/BirdLife, ha destacado que el estado de conservación de la golondrina es un indicador de la calidad de vida del entorno. «Un campo sin golondrinas es un ambiente poco saludable para las personas», asegura. Y es que según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)la golondrina podría catalogarse como especie 'vulnerable'.

Los expertos de esta organización también han detectado que el cambio climático está impactando a estas aves. «En 2013 llegaron las golondrinas, pero una ola de frío las obligó a migrar hacia el sur y abandonar sus nidos. Durante su huida se quedaron sin energía. Migran porque no tienen alimentos. Éste es un efecto del cambio climático bastante intuitivo», explica Del Moral. El coordinador del estudio de SEO/Birdlife señala que estas aves siempre han tenido que enfrentarse continuamente a los cambios del tiempo, pero advierte que «los problemas creados por el hombre están disminuyendo su población».


Fuente: el mundo

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