Aun en estado de larvas, ciertas especies de avispas parásitas secretan hormonas de crecimiento que engañan a los árboles, en particular robles, para que crezcan en ellas estructuras tumorales que protegen a las avispas jóvenes a medida que crecen. Estos pequeños crecimientos esféricos, conocidos como 'agallas', también les proporcionan un suministro constante de nutrientes, ideal para las avispas, pero malo para los árboles.
Ahora un nuevo estudio, publicado en la revista Current Biology, sugiere que estas agallas de avispas, ricas en nutrientes, son en sí mismas un objetivo para otros parásitos, en particular para una planta trepadora del orden de las laurales, conocida como Cassytha filiformis.
Al estudiar una especie particular de cinípidos (avispas gallaritas) en el sur de Florida, científicos de la Universidad Rice (Texas) notaron que esa planta aparecía con frecuencia en las agallas de robles con avispas en estado de crecimiento. Tras realizar un análisis, descubrieron que la trepadora en realidad estaba penetrando la pared de la cámara de crecimiento de la avispa, para absorber sus nutrientes hasta dejar un cadáver momificado.
Después del descubrimiento, los científicos buscaron más ejemplos de esta nueva interacción entre dos parásitos. Descubrieron que en 51 casos en los que dicha planta se adhirió a las agallas de avispas, más de la mitad de estas contenía una avispa muerta. En ausencia de Cassytha filiformis, solo en dos de 101 había un insecto muerto.
Todavía no se sabe exactamente cómo afecta a los árboles este duelo de dos parásitos.
Another amazing story out of Scott Egan's lab documenting the first observation of a parasitic plant attacking insect-induced galls of various species and negatively affecting the gall former fitness. Parasite on parasite action!https://t.co/41AemOT3co pic.twitter.com/D0pQOsjvxl— Ellen O. Martinson (@wasp_venom) 20 de agosto de 2018
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