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Cuando la fiebre del oro llenó San Francisco de malhechores provenientes de Australia

Bien sabido es que, durante finales del siglo XVIII y gran parte del XIX, Australia fue repoblada masivamente por delincuentes y malhechores que fueron enviados por el Imperio Británico para cumplir sus sentencias en las colonias penales que allí se habían creado, en lugar de encerrarlos en prisiones del Reino Unido.



Muchos fueron los convictos que posteriormente, una vez cumplida la condena y puestos en libertad, decidieron quedarse a vivir en el país oceánico, otros volver a su nación de origen y un buen número de ellos optaron por empezar una nueva vida en el continente americano, llamados por la oportunidad de ganar mucho dinero gracias a la fiebre del oro que se había desatado en California.

Ese fue el motivo por el cual, en cuestión de poco más de un año, a partir de 1848, la ciudad de San Francisco multiplicase por 25 su población (pasó de mil habitantes a alrededor de veinticinco mil).

Evidentemente no todos los nuevos pobladores eran ex convictos provenientes de Australia, pero sí una cantidad numerosa y considerable que, como suele ocurrir en esos tipos de éxodos, se concentraron a vivir en una misma zona de la ciudad (que fue conocida como ‘Sydney Town’ y que hoy en día es llamada ‘Barbary Coast’) creando un auténtico ‘gueto’.



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Levantaron casas y abrieron números negocios relacionados con la prostitución y el juego, trapicheándose allí con todo aquello que podía ser ilegal, convirtiendo aquel lugar en el ‘barrio rojo’ de San Francisco.

En lugar de integrarse en la vida de aquel nuevo destino, los recién llegados desde Australia (a los que se les unieron un gran número de irlandeses que huían de su empobrecido país inmerso en la ‘Gran hambruna irlandesa’) decidieron llevar una vida inmersa en la delincuencia.

La gran afluencia de nuevos habitantes a San Francisco provocó que acabaran creándose varias bandas criminales que controlaban los diferentes puntos de la ciudad, siendo una de éstas (además de ser la más prolífica en crímenes durante varios años) la denominada como ‘Sydney Ducks’.

Numerosísimos fueron los actos vandálicos, peleas, robos y asesinatos en los que estaba implicado algún miembro de la banda de origen australiana (aunque la nacionalidad de la mayoría era irlandesa).


En un periodo de dos años (1849-1851) San Francisco padeció media docena de devastadores incendios, existiendo numerosas evidencias de que fueron provocados (con la intención de distraer la atención de las fuerzas del orden y los ciudadanos y aprovechar para desvalijar y robar bancos, comercios y casa particulares). También hay constancia de que, tanto en los incendios como en los actos de pillaje y robo, hubo una participación considerable de miembros de los Sydney Ducks.

Pero el tiempo en activo de esta banda no duró demasiado, debido a que (tal y como os explicaba en otro post enlazado bajo este párrafo) se creó un comité de vigilancia –milicia ciudadana que velaba por la seguridad de la ciudad- que se dedicó a dar caza a los delincuentes, lincharlos e incluso ajusticiarlos. Esto ayudó a erradicar en gran medida los actos vandálicos, huyendo muchos malhechores hacia otros puntos del país, aunque posteriormente ocasionó otro tipo de problemas y corruptelas.

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