Fundamentalmente, existen dos teorías que coinciden en el choque de un gran objeto llamado Theia. Ahora, una nueva investigación otorga peso a una de ellas: que el impacto de Theia y la proto-Tierra provocó que parte de ambos fueran pulverizados y acabaran expandiéndose y formando finalmente la Luna.
Los investigadores, de las universidades de Harvard y Washington en St. Louis (EE.UU.), propusieron que el impacto de estos objetos fue tan violento que el manto de la Tierra y Theia se vaporizaron y mezclaron para formar una atmósfera densa de vapor y masa fundida (creando un fluido supercrítico) que acabó expandiéndose y cristalizándose en el satélite que hoy conocemos. Esto explicaría que la composición isotópica sea tan similar a la de la Tierra.
Y es que los científicos examinaron 7 muestras de roca lunar de distintas misiones lunares (como el meteorito de Guareña -España-) y compararon sus proporciones de isótopos de potasio con las de 8 rocas terrestres del manto de la Tierra, descubriendo que las rocas de la Luna se enriquecieron con unas 0,4 partes por mil en el isótopo más pesado de potasio, potasio-41.
Y es que los científicos examinaron 7 muestras de roca lunar de distintas misiones lunares (como el meteorito de Guareña -España-) y compararon sus proporciones de isótopos de potasio con las de 8 rocas terrestres del manto de la Tierra, descubriendo que las rocas de la Luna se enriquecieron con unas 0,4 partes por mil en el isótopo más pesado de potasio, potasio-41.
Sus cálculos apoyan la teoría de que el impacto que creó la Luna fue tan colosal que hizo que se vaporizaran ambos cuerpos al chocar, creando un enorme disco de fluido supercrítico a partir del que nació nuestro satélite.
Cada vez estamos más cerca de desentrañar todos los misterios sobre su origen y su evolución y el análisis de nuevas muestras más concretas tomadas directamente de la Luna podría ser la clave.
El estudio ha sido publicado en la revista Nature.
Los investigadores, de las universidades de Harvard y Washington en St. Louis (EE.UU.), propusieron que el impacto de estos objetos fue tan violento que el manto de la Tierra y Theia se vaporizaron y mezclaron para formar una atmósfera densa de vapor y masa fundida (creando un fluido supercrítico) que acabó expandiéndose y cristalizándose en el satélite que hoy conocemos. Esto explicaría que la composición isotópica sea tan similar a la de la Tierra.
Y es que los científicos examinaron 7 muestras de roca lunar de distintas misiones lunares (como el meteorito de Guareña -España-) y compararon sus proporciones de isótopos de potasio con las de 8 rocas terrestres del manto de la Tierra, descubriendo que las rocas de la Luna se enriquecieron con unas 0,4 partes por mil en el isótopo más pesado de potasio, potasio-41.
Y es que los científicos examinaron 7 muestras de roca lunar de distintas misiones lunares (como el meteorito de Guareña -España-) y compararon sus proporciones de isótopos de potasio con las de 8 rocas terrestres del manto de la Tierra, descubriendo que las rocas de la Luna se enriquecieron con unas 0,4 partes por mil en el isótopo más pesado de potasio, potasio-41.
Sus cálculos apoyan la teoría de que el impacto que creó la Luna fue tan colosal que hizo que se vaporizaran ambos cuerpos al chocar, creando un enorme disco de fluido supercrítico a partir del que nació nuestro satélite.
Cada vez estamos más cerca de desentrañar todos los misterios sobre su origen y su evolución y el análisis de nuevas muestras más concretas tomadas directamente de la Luna podría ser la clave.
El estudio ha sido publicado en la revista Nature.
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