Según ha explicado el investigador del CREAF y del Museo de Ciencias Naturales de Granollers, Constantí Stefanescu, los momentos de máxima floración y de abundancia de las mariposas se separan una media de 70 días y aumentan en los años de sequía pronunciada.
Esta pérdida de sincronía afecta negativamente tanto a las mariposas, que tienen más dificultades para encontrar alimento, como a las plantas, que pierden polinizadores potenciales.
El estudio, en el que también ha participado la Universidad de las Islas Baleares, ha analizado durante 17 años cómo interactúan las flores y las mariposas.
Los datos obtenidos en el Parque Natural de los Aiguamolls del Empordà (Girona) indican que en los últimos años hay una menor coincidencia entre el momento en que las plantas alcanzan el máximo de la floración y el momento en que más abundan las mariposas.
Los investigadores han concluido que el causante de este fenómeno es el cambio climático, que provoca que haya desajustes entre las 12 especies de mariposas estudiadas y las flores de las que se alimentan.
El estudio ha encontrado que, en casos extremos, la separación entre los lepidópteros y las flores puede llegar a ser de 160 días "y, si esto continúa, podría conllevar grandes descensos en las poblaciones de las mariposas".
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