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La misteriosa desaparición de la ciudad de Angkor

El templo hinduista de Angkor Wat es uno de los monumentos más visitados de Camboya. Sin embargo, muy pocas personas conocen que este recinto formaba parte de vasto complejo de templos y monumentos con los que contaba la ciudad sagrada de Angkor, capital del Imperio jemer.

Este reino, nacido en el siglo IX, gozó de una gran prosperidad durante más de seiscientos años, en los que experimentó una considerable expansión a costa de sus estados vecinos. A medida que el imperio aumentaba su importancia, la capital, ubicada en la llanura de Angkor, crecía en tamaño y población. Hasta que en el siglo XV desapareció misteriosamente.

Durante muchos años, los arqueólogos se han preguntado cómo es posible que una ciudad con un tamaño similar al área metropolitana de Nueva York y que llegó a albergar a cerca de un millón de habitantes acabase convertida en ruinas y engullida por la selva. Una teoría de la que se hace eco el blog «Agencia Tigris» intenta arrojar algo de luz sobre esta cuestión.



Según numerosos historiadores, el esplendor del Imperio jemer se asentó sobre su dominio del agua. Originalmente la llanura de Angkor estaba ocupada por espesas junglas que se inundaban tras las lluvias monzónicas. Los jemeres construyeron una extensa red de canales y embalses para gestionar toda esta agua, de forma que podían evitar las inundaciones a la vez que abastecían enormes extensiones dedicadas al cultivo de arroz y acumulaban reservas hídricas para la estación seca.

Esta red de canales, que llegó a alcanzar superar los mil kilómetros de conductos, es posiblemente la obra de ingeniería más avanzada de su época. Sin embargo, estos grandes avances fueron posiblemente los culpables del colapso del imperio pocos años después de alcanzar su máximo apogeo.

Para poder construir su gran capital y los asentamientos circundantes, además de las plantaciones de arroz necesarias para alimentar a una población cada vez más numerosa, los jemeres tuvieron que deforestar casi toda la llanura de Angkor. La ausencia de árboles rompió el ciclo natural de las lluvias, generando épocas de sequías y lluvias más torrenciales en la época del monzón. Estos violentos aguaceros, unidos a la deforestación, erosionaron el suelo convirtiéndolo en inservible para la agricultura.

Además, los sedimentos que arrastraba el agua acabaron cegando muchos de los canales e incluso algunos de los inmensos embalses, dejándolos completamente inservibles. Tras soportar varias décadas en estas condiciones, la red hídrica de Angkor acabó colapsándose. Sin posibilidad de cultivar, sus habitantes se vieron obligados a abandonar la inmensa ciudad. Poco a poco, las ruinas de Angkor fueron devoradas por la selva y la inmensa capital del Imperio jemer cayó en el más absoluto de los olvidos.

Fuente: www.abc.es

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