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Resuelven un misterio de 14.000 años

Hay pocas cosas que le gusten más a los científicos que un misterio. A fin de cuentas, la mayor parte de las personas que se dedican a la ciencia lo hacen por el placer que sienten al encontrar explicaciones a casos que no se entienden. Y uno de ellos se ha resuelto hace poco: la sorprendente explosión de vida que se dió en el Pacífico Norte hace 14.000 años.

Pero ¿qué fue lo que ocurrió en esa zona del océano hace tantos miles de años? Al final de la última glaciación se dió un bloom, un crecimiento explosivo de los organismos que forman el plankton en esta zona del planeta. En un periodo de tiempo muy corto pasó de ser una zona casi sin vida a ser una de las regiones del globo con mayor productividad biológica. Y lo más sorprendente es que, de la misma manera misteriosa, en apenas un centenar de años volvió a ser una zona de muy baja actividad.

Este hecho, que se conoce desde hace bastante tiempo, parecía un caso de libro de lo que se conoce como “Hipótesis del Hierro”. Al irse fundiendo los glaciares, liberando una gran cantidad de agua, esta llegaba al mar cargada de sustancias que iba lavando de los continentes. El nutriente más importante sería el hierro, que permite que una serie de bacterias que lo emplean en su metabolismo creciesen de manera muy rápida.

Al aumentar la cantidad de bacterias también crecería el alimento para todos aquellos animales que se alimentasen de ellas. Estos animales morirían, y al descomponerse sus cadáveres servirían como fertilizantes para el fitoplankton, que crecería de manera explosiva y ofrecería alimento para herbívoros, que a su vez serían presas de depredadores en un efecto dominó biológico.

La idea parecía consistente, pero en ciencia eso no basta. Las hipótesis hay que probarlas con datos, y eso fue lo que hicieron los investigadores. Analizaron cuidadosamente una serie de cores de sedimentos – cilindros largos de los fondos oceánicos donde quedan atrapados los restos de los animales, sustancias orgánicas y mucha más información de periodos largos de tiempo.

Al estudiar estos restos, se encontraron con dos sorpresas. La primera tenía que ver con el hierro. En contra de lo que se pensaba, los niveles de este metal en los sedimentos no aumentaron durante ese periodo. Más bien al contrario, durante el bloom de productividad los niveles de hierro cada vez se hacían menores.

El segundo hecho inesperado fue el que les dió la respuesta. Analizando la composición de los pequeños fósiles de las conchas del plankton encontraron evidencias de que a esa zona había llegado una gran cantidad de agua dulce, en mucha mayor cantidad de la que se pensaba.

Con estos datos, y otros recogidos en distintos estudios, pudieron llegar a una conclusión sobre lo que había ocurrido. Para explicarlo utilizan el símil de la “tormenta perfecta”: una serie de casualidades permitieron las condiciones perfectas para una explosión biológica.

Con el deshielo del final de la glaciación, se modificaron las corrientes oceánicas. Gracias a esto, en una región muy delimitada del Pacífico Norte se creó un vórtice, una zona de corrientes en espiral que acumularon gran cantidad de nutrientes. Como la densidad del agua dulce y el agua salada es distinta, muchos organismos quedaron “atrapados” en una capa muy fina de agua, cercana a la superficie y bien iluminada. Y como había muchos nutrientes y mucha luz, los organismos fotosintéticos comenzaron a crecer de manera explosiva, disparando el efecto dominó.

La consecuencia más importante que ha tenido este estudio es la de desmontar la “Hipótesis del Hierro”. Para ayudar a combatir el cambio climático se lleva mucho tiempo proponiendo la idea de “sembrar” el océano con hierro, facilitando el crecimiento de bacterias que puedan comenzar unbloom que secuestre el carbono de la atmósfera. Pero, como este artículo deja claro, las causas y las consecuencias de estos crecimientos explosivos son mucho más complejas de lo que se pensaba.


Fuente: Yahoo

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