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La tribu que adopta monos

  • La relación de los humanos con los otros primates no siempre ha sido tan perjudicial para ellos como los últimos dos siglos. En el presente, los intereses económicos de la minería, la industria agroalimentaria o las compañías madereras son su mayor enemigo, pero hasta hace pocos siglos lo peor permanecía en el terreno de las ideas. 
La intención de hacer del Homo sapiens una especie única, completamente alejada de los otros animales, es un modelo mental occidental que hunde sus raíces en la antigua Grecia. En otras zonas del mundo la empatía con los animales ha sido mayor y no ha tenido tanto influencia en el pensamiento y la ciencia. Pero los filósofos y antropólogos occidentales principalmente, construyeron sus teorías bajo la premisa de que los hombres, especialmente los blancos, habían superado el estado salvaje. En el siglo XIX, llegaron a existir zoos donde exhibían a miembros de diferentes tribus. 

El caso opuesto lo podemos encontrar en la India. Según cuenta el Ramayana, libro sagrado del hinduismo, Hanuman era un mono reencarnación del mismo Shiva, quien ayudó a Rama en su lucha contra las fuerzas del mal. Por esa razón es una de las deidades más populares del panteón hindú. Una o dos veces a la semana, muchos fieles acuden a dar ofrendas a los macacos que habitan los templos.

Las sociedades humanas que han desarrollado sus vidas en las selvas y bosques de África y Asia, consideran a los grandes simios como otras personas, a pesar de que los cazaran. De hecho, la palabra orangután significa "persona del bosque". También el nombre científico asignado a los chimpancés es el de Pan troglodytes, en honor al dios griego Pan, quien pasea y hace sus maldades por los bosques. Ésta es probablemente la razón por la que el escritor británico Matthew Barrie tituló su obra de teatro Peter Pan.

Para el budismo, los monos también son animales muy respetados. Son descritos como seres inteligentes y orgullosos. Esta puede ser la causa por la que durante el siglo pasado, las investigaciones sobre el comportamiento animal elaboradas en Japón avanzaban más rápido que las realizadas en Europa o Norteamérica. 

Ellos no tenían problema en ver a los animales como iguales, lo que sin duda les otorgó una ventaja a la hora de analizarlos. Fueron los primeros en describir procesos de transmisión cultural, como el acontecido en la Isla japonesa de Koshima, donde todos aprendieron a lavar patatas en los arroyos y el mar para quitarles la arena.

Esta misma semana he regresado de un largo viaje a México. En una visita al maravilloso Museo de Antropología e Historia del Distrito Federal, pude ver algunas piezas dedicadas a estos animales. Para los pueblos prehispánicos de Latinoamérica los monos también eran seres especiales. Expresiones de la naturaleza relacionadas con la diversión, la alegría, la música y el sexo desde tiempo de los Olmecas, hace casi 4.000 años. En concreto, los mayas poseían una deidad que corresponde con los monos aulladores que habitan sus selvas que era el patrón de los artistas. Para los aztecas, el mono araña también estaba relacionado con las artes.

Pero mi caso favorito es el de algunas tribus amazónicas, como es el caso de los awá. Se trata de uno de los ejemplos más asombrosos de la diversidad de nuestra especie a la hora de tratar con los animales y mostrar empatía hacia ellos. En esta comunidad es común cazar monos en la selva para alimentarse. Aunque consumen carne que obtienen de los animales que habitan en la selva, poseen una particular regla en lo que respecta a matar a una madre con descendencia. Si cuando salen de caza, abaten a uno que carga con una cría, no sólo la salvan sino que hasta la adoptan de por vida, y esta pasa a vivir en la aldea como un miembro más de la sociedad. El grado de vinculación con estos monos huérfanos es tal que llegan a darles de mamar de sus pechos como si fueran sus propios hijos. Los awá consideran a los monos y otros animales criados en la aldea como seres totalmente diferentes a los que habitan en la selva. Los tratan como si fueran de su familia y los aman. Quizás sea una manera de hace cumplir una de sus creencias más arraigadas: la idea de que todo lo que se toma de la selva ha de ser devuelto. Lema del que sin duda tenemos mucho que aprender.

Fuente: elmundo.es

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